Estos descensos son consecuencia de que tanto Botín como Sáenz decidieron recortar su remuneración variable en un 50%, el doble de la reducción aplicada a los consejeros ejecutivos. En concreto, el consejo del Santander se redujo su remuneración un 34,6% en 2012, desde los 41,3 millones de euros percibidos en 2011 a los 27,5 millones.
La remuneración fija de los consejeros se mantiene 'congelada' por tercer año consecutivo. La retribución variable está vinculada a la evolución del beneficio neto ordinario atribuible y a la rentabilidad ajustada al riesgo (RORAC).
En función de estos criterios, la retribución variable baja un 25,2%, pero el presidente y consejero delegado pidieron expresamente a la Comisión de Nombramientos y Retribuciones que sus bonus se redujeran a la mitad con respecto a 2011.
Los consejeros ejecutivos reciben el 40% de la remuneración variable en el año, la mitad en efectivo y la mitad en acciones, y el 60% restante durante tres años, también a partes iguales en efectivo y acciones. Así pues, el importe en efectivo recibido en 2012 por Emilio Botín por sus funciones ejecutivas fue de 1,62 millones de euros y de 4,4 millones de euros en el caso de Alfredo Sáenz.
En cuanto a los compromisos por pensiones a cierre del pasado ejercicio, el saldo inicial correspondiente a Emilio Botín asciende a 25,5 millones de euros, y el de Alfredo Sáenz a 88,1 millones de euros.
El Banco Santander cerró 2012 con un beneficio atribuido de 2.205 millones de euros, lo que supone un descenso del 59% con respecto a 2011, tras realizar provisiones por 18.800 millones y sanear el riesgo inmobiliario en España. El beneficio antes de provisiones se situó en 23.559 millones, lo que supone un aumento del 1,6%.