Londres ha cambiado de postal. El pasado mes de julio un rascacielos de 310 metros de altura se levantó en la orilla sur del Támesis convirtiéndose en el edificio más alto de la Europa.
Estaba previsto que, el Shard albergase en sus 87 plantas oficinas, viviendas de lujo, un hotel de cinco estrellas, restaurantes y un espectacular mirador desde el que se podría admirar la capital británica. Pero el objetivo de sus propietarios de convertir al coloso "en la primera ciudad vertical del Viejo Continente" se está retrasando considerablemente porque no encuentran inquilinos.
De momento, al rascacielos, propiedad del Estado de Qatar y del grupo inmobiliario Sellar Property Group, sólo suben los turistas al "módico" precio de 30 euros. Todavía no han logrado que ninguna empresa instale allí sus oficinas, ni han abierto el hotel de lujo, ni los dos restaurantes. Según informa el diario Expansión, el Estado de Qatar ha pagado el 95% de los 450 millones que ha costado el proyecto.
Por la City circulan varios rumores sobre la identidad de sus próximos inquilinos. Entre los nombres que suenan con más fuerza, apunta el diario, están la cadena de televisión catarí Al Jazeera y la consultora AT Keaney. Los propietarios del edificio no dan detalles y aseguran que no tienen prisa por habitar el Shard, "buscamos la correcta mezcla de inquilinos y no tenemos prisa por conseguirlos", dicen.
Un edificio cargado de polémica
El edificio más alto del Viejo Continente fue diseñado en 2009 por el arquitecto italiano Renzo Piano, que lo visualiza como "un velero que sale del río". Su estructura, levantada junto al puente de Londres, está cubierta por 11.000 paneles de cristal. Cuando Piano presentó el proyecto lo llamó shard of glass (un pedazo de cristal). Es por eso por lo que la torre adoptó el nombre de Shard.
Su creación no ha estado exenta de polémica. El rascacielos ha sido objeto de duras críticas por "romper con el clásico estilo arquitectónico de la capital".
Con su construcción, el Shard destronó a la Torre del Commerzbank de Fráncfort (Alemania), de 259 metros de altura, que llevaba ostentado el título de la más alta de Europa desde 1997. Pero hace pocos meses, Moscú ha inaugurado la Torre City Mercury, de 332 metros, desbancando a la inglesa. El reinado en las alturas le ha durado muy poco a la vacía 'torre de cristal'.