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Merkel y Cameron imponen a la UE la consigna del ahorro

España logra un colchón para el desempleo de cerca de 2.000 millones, aunque pierde otros 1.000 en ayudas a las CCAA. Rajoy se define contento.   

España logra un colchón para el desempleo de cerca de 2.000 millones, aunque pierde otros 1.000 en ayudas a las CCAA. Rajoy se define contento. 

	 

El pulso para cuadrar las cuentas comunitarias de aquí al final de la década se saldó este viernes con el presupuesto más austero de la historia. Ante unas cuentas que prevén menos dinero para una UE con más países y más competencias, un coro de veintisiete Gobiernos optó por cantar victoria. Si Merkel y Cameron celebraban que los socios hubieran escuchado sus consignas de ahorro y contención, los países más castigados por la crisis jaleaban unas cuentas que prevén un colchón para el desempleo juvenil y respetan el gasto en agricultura, por el que España, que ha logrado 500 millones para sus campos, tanto había batallado.

A Mariano Rajoy se le vio visiblemente cansado. Llevaba en el cuerpo 26 horas casi ininterrumpidas de negociaciones y trabajo de campo para lograr unos presupuestos buenos para España. Él mismo reconoció que en la batalla por las partidas beneficiosas lo que priman son los “intereses nacionales”. Si bien avanzó su “empeño” en “trabajar y colaborar” el proceso de integración europea, el siguiente punto en el orden del día.

“Se ha dado un paso en la buena dirección”, proclamó convencido. España, aseguran los suyos, no lo tenía fácil, con el bando de la tijera apretando hasta el extremo. Pero el presidente le presentó a los españoles un cuadro concreto con cambios en la política de cohesión que les beneficia. Así, el resultado final es de 3.724 millones de euros frente a los 2.800 del boceto presentado en noviembre. Sí es cierto que cae la asignación especial para las regiones españolas (de 2.750 a 1.894) pero también que dos partidas sobre desempleo que estaban a cero suman 932 y 918 millones de euros respectivamente. El saldo, al fin, celebra el Gobierno, es positivo, pese a que las Comunidades Autónomas tuvieran que sacrificar mil euros del cheque que habían conseguido en noviembre.

Una de las claves es que España seguirá siendo receptora neta de las ayudas europeas. De hecho, gracias a las cuentas aprobadas, el país tendrá un saldo positivo con la Europa comunitaria del 0,20 por ciento de su PIB. Ceuta y Melilla obtendrán 50 millones adicionales de fondos estructurales mientras que se recibirán 500 millones en concepto de ayudas agrarias.

En la fotografía general, la Europa reinventada, la de la mayor unión fiscal, política y bancaria, el acuerdo presenta unas cuentas adelgazadas y con acento del Norte, dictadas por la necesidad de apretarse el cinturón y por las consignas que llegaban desde un Londres incendiado por la dialéctica de Cameron. Los 960.000 millones de los que dispondrá Europa en los próximos siete años son, pues, una cifra considerablemente menor que la que proponía Bruselas, e incluso 34.000 millones de euros menor que la de 2005, cuando la UE era un club de 25 miembros.

Además, el acuerdo, aun sufrido y sudado durante horas, todavía tiene que enfrentarse a un nuevo asalto, el del Parlamento Europeo, que deberá, con su voto, dar luz verde a las cuentas. De momento, la Eurocámara ha exhibido sin pudor su descontento con un presupuesto que, claman al unísono los principales grupos políticos, “debilitará a Europa y aumentará su déficit”.

El propio presidente Martin Schulz bramaba en la noche del jueves contra un presupuesto que lee como una imposición de Londres. Por eso, el sufrido maestro de ceremonias, tras horas de pastorear los intereses nacionales de Veintisiete socios mal avenidos, pedía a la Eurocámara que ejerciera su “responsabilidad” de cara al voto que será en unos meses y en el que los grupos planean pedir el voto secreto para esquivar posibles presiones desde las capitales.

Concesión a los más castigados

Paradójicamente, la crisis que golpea a países como España, Grecia o Irlanda ha hecho que, aun en medio de complicadísimas negociaciones, Europa haya mirado hacia sus miembros más débiles y haya tratado de paliar su enfermedad más urgente. Así, España, donde más de la mitad de menores de 25 años no tienen un empleo, verá aliviada su "emergencia social", como clamaban en los últimos días líderes de varias latitudes con varios millones de ayudas a los desempleados. El instrumento cocinado por Europa, abierto a todas las regiones que superen el 25% de paro, estará dotado con hasta 6.000 euros, de los beberá España.

Un pulso con 27 victorias

Del “bazar de los regateos” que describía un diplomático bien entrada la noche del jueves, al pulso de orgullos nacionales en el que seguían sumidos los líderes en la tarde del viernes, pasando por varios espejismos de acuerdo con sus correspondientes valoraciones desde veintisiete delegaciones empeñadas por clamar victoria.

Las más de veinticuatro horas de caos organizativo en que se convirtió la cumbre llamada a cerrar los presupuestos europeos ofreció precisamente el espectáculo que el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, se había propuesto ahorrarse.

Cuando Londres amanecía con un “Victoria para David Cameron” en la portada de su Daily Telegraph, los países más golpeados por la crisis se hacían eco de que las cuentas más austeras de la historia no había olvidado el drama del desempleo. Las interpretaciones se multiplicaban y moldeaban a gusto de las parroquias nacionales.

Entre la divergencia de unas y otras, quien en realidad había puesto sobre la mesa la propuesta más ambiciosa, la Comisión Europea, al final, no tenía más remedio que tragar con la opción menos mala y presentarse ante la prensa con una mueca de resignación por un acuerdo que, aunque “por debajo de lo deseable”, era el “único posible para que lo firmaran todos”. Es un presupuesto excepcional para tiempos excepcionales, vino a decir Barroso, pero al menos, no sume a Europa en la inseguridad jurídica que podría derivar de prorrogar los presupuestos anuales.

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