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Emilio J. González

Riesgo en suspenso

Todo apunta a que el déficit público de 2012 va a situarse entre el 8 y el 9%. Una nueva desviación.

A lo largo de las últimas semanas hemos visto cómo se reducía de forma sensible la prima de riesgo de la deuda pública en relación con Alemania. No obstante, aún es demasiado pronto para cantar victoria. Es más, los problemas pueden regresar en breve, y con tanta o más virulencia que en ocasiones anteriores.

Al buen comportamiento de la deuda en los últimos días ha contribuido, sin lugar a dudas, el hecho de que, por fin, se hayan aclarado las cosas en relación al rescate del sistema financiero –y a las condiciones del mismo– y haya empezado a llegar el dinero. Pero lo más importante ha sido el cambio de los mercados, no tanto porque perciban que la economía española no entraña riesgos, que no es el caso, como por las rentabilidades elevadas que cosecharon en 2012 los inversores que apostaron por títulos de países con niveles de riesgo. En otras palabras, un tipo de interés del 5,35% del bono español a diez años, nivel al que estaba este martes, ha empezado a considerarse lo suficientemente atractivo como para que los inversores se olviden de que los graves problemas que padece la economía española distan mucho de estar resueltos. Esto ha permitido a todo aquel que ha salido en enero a colocar deuda pública en el mercado poder hacerlo en cantidades muy superiores a las previstas y a tipos de interés mucho más bajos que hace un año. Sin ir más lejos, gracias a ello la comunidad de Madrid ya ha colocado en los mercados toda la deuda que necesitaba emitir para cubrir sus necesidades de financiación en 2013.

Ahora bien, este escenario tan favorable para la deuda española puede venirse abajo en cualquier momento. El principal problema al que se van a enfrentar las autoridades en este sentido va a venir a finales de mes, cuando el Gobierno presente los datos de déficit público correspondientes a 2012. Todo apunta a que, después de revisar varias veces al alza el objetivo pactado con la UE, el dato final va a experimentar una nueva desviación, para situarse entre el 8 y el 9%, lo que significaría que el desequilibrio de las cuentas públicas apenas se redujo el año pasado. Y aquí es donde puede empezar nuevamente la crisis de la prima de riesgo, porque los mercados pueden considerar, como es muy probable que suceda, que no se están haciendo todos los esfuerzos necesarios, por mucho que el Gobierno diga lo contrario. No hay más que ver cómo suben los impuestos y qué poco se mete la tijera al gasto público para comprender que, ni de lejos, se está haciendo todo lo que se debe y se puede hacer en materia de ajuste fiscal. Los mercados pueden pensar lo mismo, y si lo hacen en sus decisiones va a volver a primar la aversión al riesgo sobre la rentabilidad, lo que provocará una nueva salida en masa de deuda y disparará la prima de riesgo, con lo que la economía española volverá a estar al borde de la intervención. ¿Es consciente de ello el Gobierno?

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