La crisis hace estragos en el pequeño comercio. En los últimos cinco años más de 95.000 comerciantes autónomos se han visto obligados a poner fin a su actividad, según los datos de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA). La caída del consumo, las restricciones del crédito y el aumento de la morosidad son motivos de peso para que este gran número de autónomos haya echado el cierre definitivo a sus negocios.
Sólo en 2012 se observan los primeros signos de la recuperación del sector. Aunque el balance en el conjunto de España el año cerró en números rojos, algunas comunidades autónomas logran obtener unos resultados positivos. Así, Andalucía, Murcia, Canarias, Castilla-La Mancha y Madrid destacan por haber logrado invertir esta tendencia. En el lado opuesto se sitúan Cataluña y Valencia, ya que cerraron 1.781 y 806 comercios, respectivamente.
El caso más sangrante es el de Cataluña, que desde el inicio de la crisis ha perdido 20.264 comerciantes autónomos, casi un 3% más que en el resto de los territorios. Por provincias, es Barcelona la que más pierde, con 14.521 comerciantes menos.
CC.AA | 2008-2013 | 2012 |
Andalucía | -13.018 | +700 |
Murcia | -2.684 | +303 |
C.L Mancha | -2.961 | +266 |
Canarias | -4.128 | +231 |
C.de Madrid | -9.327 | +205 |
Cataluña | -20.264 | -1.781 |
C.Valenciana | -10.901 | -806 |
País Vasco | -6.242 | -350 |
Galicia | -6.695 | -278 |
Asturias | -2.413 | -213 |
La Generalidad que preside Artur Mas no sólo es incapaz de parar el cese de negocios comerciales sino que se ha opuesto a la gran mayoría de las reformas del Gobierno central para reactivar el sector. La más polémica ha sido la liberalización de horarios comerciales que puso en marcha el Ejecutivo el pasado mes de julio. Sin embargo, Cataluña aprobó a finales de octubre un decreto ley para tratar de blindar su modelo de horarios comerciales.
El decreto del Estado permite permite a los comerciantes, entre otras cosas, hacer rebajas durante todo el año, eleva de ocho a diez los festivos en los que podrán abrir y obliga a varias ciudades a liberalizar horarios en zonas turísticas. En cambio, la norma catalana, que, según el portavoz de la Generalidad, "pasa por encima de la estatal", mantiene un máximo de 72 horas semanales de apertura de lunes a sábado, ocho días festivos anuales de apertura autorizada y la exclusión del horario comercial general de los establecimientos de alimentación con una superficie de hasta 150 metros cuadrados.
La Generalidad ignoró por completo los argumentos a favor de la liberalización del comercio, como el aumento del empleo o el incentivo al consumo, y ahora los datos demuestran, una vez más, que no ha elegido el camino adecuado. Cataluña perdió 1.781 comercios el año pasado, convirtiéndose en la autonomía que más establecimientos cerró. No se puede decir lo mismo de la Comunidad de Madrid, que fue la primera región en aplicar la norma estatal, y que recoge ahora sus frutos en forma de datos positivos.
Pero Cataluña ha conseguido salirse con la suya en los últimos días. El Tribunal Constitucional levantó la suspensión sobre un artículo de la ley de promoción de la actividad económica catalana, relativo a las licencias para abrir establecimientos comerciales.
Esto se produce tras la admisión a trámite de un recurso de inconstitucionalidad del Gobierno en el que aseguraba que la legislación de Cataluña "contempla restricciones a la implantación de establecimientos comerciales fuera de tramas urbanas consolidadas, en perjuicio de determinados formatos comerciales, que no se consideran compatibles con la normativa estatal". La norma catalana contempla que los medianos y grandes locales comerciales sólo puedan implantarse en la trama urbana consolidada de los municipios de más de 5.000 habitantes o que sean capital de comarca, lo que supone un límite importante a la creación de negocios.
También se puede realizar una comparativa entre estas dos regiones en términos de empleo. Según los datos del INE, entre julio y septiembre del pasado año el sector comercial de la Comunidad de Madrid logró generar 7.658 empleos a diferencia de Cataluña, que en ese mismo periodo destruyó 4.608 puestos de trabajo.
Los comerciantes, contra la liberalización
No sorprende a nadie que los pequeños comerciantes se hayan mostrado desde el principio contrarios a la libertad de horarios. A pesar de que sus propios datos demuestran que la Comunidad de Madrid, abanderada de la liberación comercial, logra abrir comercios y que Cataluña, su mayor enemiga, los pierde, la UPTA se declara abiertamente en contra.
"Los ajustes presupuestarios y la mal entendida austeridad" produjeron una restricción fuerte del consumo de las familias de la que el comercio, "uno de los sectores básicos de la economía y creador hasta ahora de empleo neto, ha salido especialmente dañado", aseguraba su secretario, César García.
Los autónomos mantienen que "el Gobierno, en lugar de adoptar soluciones dirigidas a la reforma y mejora del comercio tradicional, ha preferido abordar una inaudita e innecesaria libertad de horarios comerciales que seguirá produciendo efectos muy negativos en el pequeño comercio, frente a las grandes cadenas comerciales".