Aunque últimamente no eran los productos más populares, muchos bancos los seguían ofreciendo y en los próximos meses volverán a ocupar un lugar importante para muchos otros. Son los depósitos en especie, una práctica que ha desaparecido en la mayoría de los países con sistemas financieros "maduros", pero que en nuestro país, lejos de desaparecer, volverán a tener una época dorada si se confirman los topes máximos dictados por el Banco de España. Y es que, cuando los intereses son más bajos es más atractivo, en apariencia, ofrecer un "regalo" que un depósito al 1,75%, aunque detrás de este producto tenga una rentabilidad incluso menor.
Televisiones, tablets, consolas, cámaras... Son los productos de moda que nos ofrecen nuestras entidades financieras por dejar nuestro dinero inmovilizado, y ése es el principal problema. Así, a diferencia de los depósitos tradicionales, que podemos cancelar -en ocasiones devolviendo parte de los intereses-, en los depósitos en especie esto no es posible, ya que no vamos a devolver un "trozo de iPad". Además, si añadimos el largo plazo de este tipo de depósitos, especialmente si escogemos los regalos más atractivos (y de mayor valor), el resultado es tener opciones de ahorro peores para el consumidor.
Más usual ha sido ofrecer remuneración en especie en cuentas nómina a cambio de una permanencia determinada. No es una mala opción, siempre que además del "regalo" la cuenta tenga otras ventajas, como la exención en el pago de comisiones de servicio y, además, estemos dispuestos a vincularnos a la entidad como mínimo durante el plazo de la permanencia.
El único punto a favor es que el cobro es anticipado, al contratar el producto, mientras que en la mayoría de los depósitos a largo plazo se cobra periódicamente hasta el vencimiento o cuando llega el vencimiento del producto. Pero ante todo debemos ver su TAE, comparar numéricamente la rentabilidad con la de los depósitos con remuneración en efectivo.
Otros gastos ocultos
Pero no es lo único que hay que considerar. En primer lugar, al igual que todo producto de ahorro tiene su rendimiento económico y retención al IRPF, lo normal es que ésta venga ya incluida en la rentabilidad del producto y el banco la descuente, pero meses más tarde, cuando hagamos nuestra declaración de la renta, tendremos que pagar por ello, computando por el valor del producto según lo haya determinado el banco, con lo que nos podemos llevar alguna sorpresa desagradable.
Pero también muchas entidades incluyen otro gasto, el coste de envío. Aunque bastantes productos pueden recogerse en la oficina bancaria, los más voluminosos los envían a casa y, generalmente, imputando el coste al cliente. Tampoco hay que olvidar que, a falta de factura o ticket de compra, la garantía del producto es el propio contrato del depósito y/o el albarán de entrega, que tenemos que guardar durante los dos años de garantía local que se estipula en nuestro país.
Pero siempre debemos recordar lo más importante, que es determinar monetariamente qué es lo que recibimos, ya que puede que con otros depósitos en dinero consigamos comprar ese producto que deseamos e incluso ganar algo más y con una mayor flexibilidad y control de nuestro ahorro.
Haga click en la tabla para acceder a los depósitos más rentables