El Gobierno griego, dirigido por el conservador Andonis Samarás, aplicará la movilización forzosa de los empleados del metro y otros transportes públicos de Atenas para poner fin a una huelga que se prolonga ya durante ocho días.
Así lo anunció el ministro de Desarrollo y Transportes, Kostís Jatzidakis, tras una reunión de casi cinco horas con el propio Samarás, en la que criticó la postura de los sindicatos del transporte público diciendo que "ni el Gobierno ni la sociedad pueden ser tomados como rehenes de los intereses de las corporaciones".
La huelga de los empleados del metro comenzó el pasado día 17 para protestar contra los planes del Gobierno de aplicar a estos trabajadores las mismas tarifas salariales que existen en el resto del sector público y de eliminar el actual convenio colectivo. Los trabajadores de otros medios de transporte público -trenes de cercanías, autobuses, trolebuses y tranvías- también se sumaron a las protestas de los últimos días con paros parciales, lo que provocó numerosos atascos en la capital del país. Un tribunal ha considerado ilegal esta huelga -que no contempla servicios mínimos- por razones de interés público.
Para que se ponga en marcha la movilización forzosa de los trabajadores el Ejecutivo debe ahora comunicarla al gobierno de la región de Ática, que, a su vez, deberá notificarla a cada uno de los empleados. Los sindicatos han reaccionado duramente a la decisión del Gobierno y han anunciado que seguirá con las huelgas. "Este tipo de medidas forzosas son costumbres de las dictaduras", denunció hoy el presidente del sindicato de los empleados del metro de Atenas, Andonis Stamatópulos, que pidió "al pueblo" que se solidarice con los huelguistas.
Por su parte, el secretario general del mismo sindicato, Manzos Tsakos, anunció en declaraciones a la radio Skaï que los huelguistas seguirán ocupando las cocheras. "Resistiremos hasta la muerte", añadió. Como reacción, el sindicato de empleados de autobuses anunció que a partir de hoy se llevarán a cabo huelgas indefinidas de 24 horas, ampliando así los hasta ahora paros parciales que habían llevado a cabo. La Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE), el principal sindicato griego, ha pedido al Gobierno dar marcha atrás y no aplicar estas medidas.
La decisión tomada por el Gobierno también provocó divisiones entre los partidos que lo sustentan, ya que el socio menor de la coalición, el partido centroizquierdista Dimar, rechaza ordenar la movilización forzosa de los trabajadores.