La Oficina de Análisis Económico (BEA) anunció este mes que tanto las importaciones como las exportaciones disminuyeron en octubre, a la vez que aumentó el déficit comercial general.
Las reacciones al informe de la BEA fueron engañosas. Por ejemplo, Associated Press informó de que un mayor déficit comercial "actúa como un freno para el crecimiento".
En realidad, los déficits comerciales casi siempre han anunciado un gran auge de la economía americana, mientras que los superávits no son ninguna señal inequívoca de riqueza. No hace falta mirar más allá del ejemplo de Grecia, luce un superávit comercial mientras su economía está por los suelos.
Algunos informadores hicieron un trabajo mejor explicando el impacto del déficit comercial. Jeffry Bartash informó en Market Watch de que la caída de las importaciones refleja "una economía americana más débil". Está en lo cierto. Los americanos sacarían provecho de una economía fuerte y de crecimiento rápido que les proporcionase más dólares para gastar, ya sea en productos de fabricación nacional o importados.
La mala noticia del informe de la BEA no es que aumente el déficit comercial, sino que tanto las exportaciones como las importaciones caen. La capacidad de comerciar más (y de afrontar un mayor volumen de importaciones) es una señal de fortaleza económica, no de debilidad. Sólo hay que preguntar a los griegos qué provecho están sacando de su superávit comercial.