El presidente francés, François Hollande, arremetió este viernes contra los exiliados fiscales con el mensaje de que si aman a Francia "la sirvan", porque no hay mayor recompensa, a su juicio, que ser "gratificado por su propio país".
Su declaración en la emisora Europe 1 se produce en plena polémica en torno al actor Gérard Depardieu, que ha trasladado su residencia fiscal a la vecina Bélgica para pagar menos impuestos, y que se dice dispuesto a entregar su pasaporte por las críticas recibidas al respecto. "Todo el mundo debe hacer un esfuerzo", indicó el jefe del Estado, que dijo ser consciente de "todo lo que hacen y lo que se les debe a quienes tienen talento, éxito y crean empleo", pero que quiso recordar que "no se olvida" a quienes pasan dificultades.
Hollande insistió en que "ser francés es un orgullo", pero prefirió mantenerse al margen de la controversia por considerar que "ningún ciudadano puede ser estigmatizado por el presidente" porque desde ese cargo se representa a todos los ciudadanos. Y desde esa distancia, se negó a comentar la columna firmada hoy en el diario Libération por la actriz Catherine Deneuve, que sale en defensa de Depardieu y carga contra quienes han criticado al actor, tanto desde el Gobierno como desde otros sectores de la sociedad.
La actriz, que compartió cartel con Depardieu en películas como Le dernier métro o Je vous aime, parafraseó a Voltaire al afirmar que no está de acuerdo con sus ideas, pero que "defenderá hasta la muerte" su derecho a expresarlas. "Son actores por los que tengo una gran admiración. No me corresponde participar en ninguna polémica", concluyó Hollande, no sin dejar claro que "el futuro de los franceses está en Francia", aunque 2012 haya sido un año "muy difícil" y 2013 vaya a estar todavía marcado "por las decisiones del pasado".
Una encuesta difundida este viernes por el diario Le Figaro destacó que más de la mitad de los franceses dice comprender que algunas grandes fortunas decidan instalarse en el extranjero teniendo en cuenta la actual "presión fiscal", que tributa con un 75% a quienes ganen más de un millón de euros al año. El 54% de los sondeados defiende esa postura, y otro 41% cree que la cantidad de impuestos directos e indirectos que pagan actualmente los más ricos es "demasiado elevada" y les incita a abandonar el país.
La ambigüedad de los franceses en este asunto, no obstante, queda de manifiesto cuando ocho de cada diez ciudadanos estima que debido a "la difícil situación" que atraviesa Francia, es "legítimo" pedirle a quienes gozan de una posición privilegiada que hagan un esfuerzo pagando más impuestos.