La integración definitiva y total de Banesto en el grupo Santander, al que pertenece desde hace casi dos décadas, supondrá la desaparición de una marca con 110 años de historia, que tuvo un papel esencial en el desarrollo industrial español.
El consejo de administración del Santander ha aprobado hoy la integración de las marcas Banesto y Banif, dedicada a banca privada, una decisión marcada por la reestructuración del sector financiero español, que camina hacia un modelo con menos entidades pero de mayor tamaño. En este proceso, Banco Santander ha optado por prescindir de la imagen de Banesto y poner fin a 18 años de convivencia de las dos marcas comerciales en beneficio de una imagen única, global y más potente.
La historia de Banesto y Banco Santander se unió en 1994, cuando la entidad presidida por Emilio Botín se adjudicó en subasta la entidad intervenida meses antes por el Banco de España. El 23 de diciembre de 1993 Banesto vivió el momento más difícil de su historia. Aquel día, el supervisor decidió destituir a todo el consejo de administración, presidido entonces por Mario Conde, quien acabaría cumpliendo pena de cárcel por su gestión al frente de la entidad.
Tras la intervención y la adjudicación al Santander, Banesto vivió una de las juntas de accionistas más largas y complicadas de la historia empresarial española, en las que fueron necesarias ocho horas para que los accionistas aprobaran la operación.
La intervención de Banesto puso fin, no solo a la ascensión meteórica de Mario Conde, entonces considerado un advenedizo de la banca, sino también a la fuerte expansión de la entidad financiera, que llegó a acumular una importante cartera industrial y estar entre los cinco grandes del sector financiero español.
De hecho, a lo largo de sus más de cien años de historia -fue fundado en 1902-, Banesto ha protagonizado casi una treintena de fusiones, lo que le permitió absorber a entidades como el Banco de Vitoria, la Banca Coca, la Banca Garrigues Nogués, o décadas antes el Banco de Oviedo, de Burgos, y el Banco Comercial de Valencia.
Años antes de su intervención, Banesto protagonizó otro incidente, del que salió airoso, con el lanzamiento de una opa hostil por parte del Banco de Bilbao, en noviembre de 1986. Días antes de esta operación, el Bilbao había propuesto a Banesto una fusión, que fue rechazada.
Banesto era ya en esa época uno de los grandes de la banca española, gracias a las expansión territorial que vivió en los años 70, y que le llevó a abrir oficinas en muchos de los puntos de la geografía española donde no había presencia financiera.
En sus momentos de máxima expansión, llegó a contar con más de 2.000 oficinas. Hoy en día tiene 1.698, muchas de ellas solapadas con el Santander debido a la convivencia de las dos marcas, que ahora se verán abocadas al cierre.
Durante años, la dirección del Santander ha defendido este modelo de negocio, entre ellos el actual consejero delegado del grupo, Alfredo Sáenz, a quien el Gobierno puso al frente de Banesto tras la intervención.
En sus intervenciones públicas, tanto Sáenz como el presidente, Emilio Botín, han defendido la pervivencia de Banesto como marca y entidad jurídica independiente, así como su negativa a venderla a terceros. Sin embargo, la propia reestructuración del sector financiero español ha llevado a la entidad cántabra a plantear un nuevo modelo de negocio en España, que pasa por un adelgazamiento de su estructura y la desaparición definitiva de la marca Banesto, con la que el Santander espera ahorrar 420 millones y un aumento de ingresos de 100 millones.
A septiembre pasado, la entidad que preside Botín contaba, incluido Banesto, con activos valorados en 1,3 billones de euros, cerca de 4.700 oficinas en España, de las que ahora se cerrarán 700 sucursales.
Da empleo a 31.500 personas, número que necesariamente se reducirá, aunque la entidad ha asegurado que será de manera progresiva y no traumática mediante la recolocación en otras unidades del Grupo.
Banesto desaparece tras 110 años de historia
La historia de Banesto y Banco Santander se unió en 1994, cuando la entidad presidida por Emilio Botín se adjudicó en subasta la entidad intervenida.
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