Aunque cocinado al gusto de Alemania, el supervisor bancario que anoche puso la UE en pie ha tranquilizado a los líderes en las horas previas a al Consejo Europeo.
Así, con los ánimos relativamente templados por lo que interpretan como un acuerdo "histórico" hacia la soñada unión bancaria, los preliminares de la cita europea se han centrado en el huracán político desatado esta semana por el regreso de Berlusconi a escena y el consiguiente anuncio de dimisión por parte del Primer Ministro italiano Mario Monti. Éste, reafirmado por las calurosas muestras de confianza que no deja de prodigarle Bruselas, no ha querido desvelar si finalmente se presentará como candidato del centro derecha -"no es lugar para hablar de política"-, pero ha insistido ante la prensa en que "cualquiera que sea el resultado de las elecciones, Italia apoyará al euro".
Monti, aunque preferido de la ortodoxia comunitaria, argumenta su apoyo al proyecto de caminar hacia una mayor unión no en el interés de los europeos, sino en el "interés nacional italiano".
Por su parte, el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barrodo, ha celebrado el acuerdo sobre el supervisor y ha aprovechado para pedirle a los líderes que "no pierdan el sentido de urgencia" ni se dejen engañar por la "relativa calma" que reina en los mercados. "Es momento de dar más pasos hacia la integración", ha insistido antes de unirse a los mandatarios de su familia política en el congreso popular.