El papel de Luis de Guindos no puede pasar inadvertido en la última y trascendental negociación celebrada en Bruselas, y que ha dado luz al supervisor único bancario, que entrará en funcionamiento en marzo de 2014. Cuando el miércoles, víspera del Consejo Europeo, Mariano Rajoy se encerraba en su despacho, el contacto con su ministro de Economía fue permanente.
De Guindos era quien estaba en Bruselas batallando por los intereses españoles. Y quien 16 horas después de reuniones telefoneaba al jefe para decirle que cuando aterrizara en la capital comunitaria se encontraría con la mayor parte del trabajo hecho. En otras palabras, que el último Consejo del año estaba salvado, y que España podría presumir de que una de sus armas de batalla había sido conseguida.
El ministro cada vez consigue más adeptos entre los suyos no sólo por llevar las riendas de la Economía española, sino por sus dotes negociadoras. Apodado el enviado de Rajoy en Bruselas, afirmó una vez consiguió cerrar el acuerdo con sus socios: “Tenemos el primer paso para la unión bancaria y eso es lo fundamental. Eso no estaba claro hace unos días y hoy lo está. Esto lo que pone de manifiesto es que hay una voluntad de avanzar en el proceso de integración de la unión bancaria”. Tras esas palabras, de madrugada, el Gobierno vivió el Consejo más tranquilo desde que Rajoy es presidente.