Más débil y lenta de lo esperado y sólo de "forma gradual" se producirá la recuperación económica en la zona euro, según los cálculos del Banco Central Europeo (BCE). Las previsiones que hizo públicas este jueves el presidente del instituto emisor, Mario Draghi, son peores de lo esperado y posponen hasta 2014 la esperanza de que el euro retome el vuelo.
Los peores augurios del BCE, en línea con los que ya hiciera públicos el mes pasado Bruselas, barajan una contracción de entre seis y cuatro décimas de la actividad económica de la Eurozona para este año, mientras que el que viene, el PIB podría caer hasta un 0,9%, o bien crecer tres décimas.
Aun así, y pese a los temores de que la recesión se extienda entrado a el año 2013, el BCE no se ha plegado a bajar los tipos de interés desde el actual 0,75%.
Las causas que el BCE señala como culpables de los negros vaticinios residen en los Gobiernos, culpables de "políticas erróneas o inexistentes en el pasado" y que no logran convencer sobre su resolución a la hora de atajar la crisis de deuda. Por eso, la receta de Draghi siguen siendo los recortes y las reformas. "No son una medicina mortal", ha bromeado en respuesta a un periodista que le increpaba si los políticos no recetan medicamentos mortales a sus enfermos.
Draghi aprovechó su comparecencia para recordarle al Gobierno español que Fráncfort no piensa garantizar de ningún modo los efectos que tendría una hipotética petición de ayuda por parte de Madrid. Si el Gobierno español había coqueteado con la idea de pedir garantías de que, con el salvavidas del BCE, la prima de riesgo bajaría en torno a los 200 puntos, Mario Draghi descartó esa opción y recordó que "las reglas del programa de compra de deuda están muy claras y no incluyen ningún tipo de negociación". Lo único que se avino a asegurar Draghi es que los efectos serán los "suficientes" para traer estabilidad al país que pida ayuda. Con todo, el italiano insistió una vez más en que no tiene intención de dictarle los tiempos a Madrid. "No vamos a decir a los gobiernos lo que tienen que hacer", aseguró una vez más tras la última reunión del consejo de gobierno del BCE.
La cumbre de la palabra dada
Algo más optimista se ha mostrado el presidente del BCE en cuanto al éxito de la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas. Empañada por la negativa alemana a poner en pie el prometido supervisor bancario en el tiempo prometido, la cita destinada a poner de largo la unión bancaria podría acabar decepcionando. Sin embargo, Draghi se mostró confiado en que los líderes "reafirmen sus compromisos de junio" y den muestra de que cumplan con su palabra.