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Fundación Heritage

Los subsidios agrícolas perjudican a los pobres

La descomunal y dispendiosa Política Agrícola Común perjudica a los países pobres y supone una pesada carga para la UE.

Los productores de leche europeos estuvieron el otro día en Bruselas para protestar ante el Parlamento comiunitario contra los cambios propuestos en la regulación de la industria láctea. Los manifestantes rociaron de leche el edificio del Parlamento, poniendo fin así a diez complicados días en la capital de la UE, marcados por el fracaso de la cumbre comunitaria sobre el próximo presupuesto de la Unión.

En el meollo de ambas cuestiones se encuentra la descomunal y dispendiosa Política Agrícola Común (PAC), que en una semana parece haber soliviantado tanto al primer ministro británico, David Cameron, como al ganado bovino de Burdeos.

Lo que subyace a todo esto es lo egoísta y manirrota que es la política agraria. Los subsidios y los controles de precios son medidas proteccionistas que aíslan a los agricultores europeos del mercado mundial, elevan los precios de los productos alimentarios y distorsionan el mercado de bienes.

Se trata de medidas que perjudican especialmente a las poblaciones más vulnerables del mundo. Millones de personas de las naciones en desarrollo, que por lo común están bien capacitadas para la agricultura, tienen bloqueado el acceso al mercado europeo, con lo que se les veda mantener intercambios beneficiosos con los consumidores europeos. Eso impide el desarrollo de los países del Tercer Mundo y mantiene a millones de personas en la pobreza.

La PAC no sólo perjudica a las personas más pobres de las naciones en desarrollo, sino que es una pesada carga para una Europa que busca la austeridad. La PAC es enormemente expansiva, abarca el 47,6% del presupuesto de la UE, que los líderes políticos propusieron fuera de 1,31 billones de dólares para el período 2014-2020. Los euroburócratas de Bruselas son tristemente célebres por manirrotos, pero en realidad el dedo acusador debería apuntar a los agricultores europeos.

Si la comunidad internacional decidiera atajar la pobreza en el mundo, debería empezar por reformar subsidios agrarios como la PAC o los existentes en EEUU. La atracción que el mundo desarrollado siente por las políticas agrarias despilfarradoras envía un mensaje erróneo acerca del libre comercio.

Los líderes políticos europeos no deberían dejar pasar esta oportunidad para reducir el presupuesto comunitario y ajustar estos subsidios dispendiosos.

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