Los sindicatos de Iberia (UGT, CCOO, USO, Asetma, Sitcpla y CTA-Vuelo) anunciaron ayer una huelga para los días 14, 17, 18, 19, 20 y 21 de diciembre, contra el plan de reestructuración que planea la aerolínea y que conllevará el despido de 4.500 trabajadores.
Se convoca "contra el despido innecesario de trabajadores" y para exigir "un plan de crecimiento de la compañía que garantice el futuro de puestos de trabajo" aseguraba el portavoz del sector aéreo de UGT, Francisco Rodríguez, en rueda de prensa.
"La arrogancia y la prepotencia no son planteamientos para sentarse a trabajar con los trabajadores, dijo Rodríguez al tiempo que descartaba una huelga en Navidad, porque dicen que no van "contra los usuarios sino contra la incapacidad de Iberia para gestionar". Aun así, los sindicatos no descartan más huelgas posteriormente.
El sindicato de pilotos Sepla no puede convocar una huelga porque están pendientes de un laudo del que depende si se le vuelve a dar legalidad a Iberia Express y mientras estén inmersos en ese arbitraje no les está permitido hacer huelgas. "Aunque Sepla no ha convocado la huelga, la apoya", decían los sindicatos.
Hoy le ha tocado el turno a Iberia que mediante un comunicado de prensa dirigido a sus clientes y a la opinión pública ha asegurado que "la huelga es irresponsable, porque atenta contra los clientes de la compañía, y más en fechas tan especiales como la Navidad; porque agrava la delicada situación de Iberia; y contribuye al deterioro de la imagen de España."
La compañía explica que está totalmente abierta a negociar un plan que le permita ser viable en el futuro. "El diálogo y la negociación son la mejor manera de solucionar los desacuerdos; las huelgas deben ser siempre el último recurso." La aerolínea califica la convocatoria de un abuso. "La huelga es un derecho, pero su utilización preventiva es un abuso."
Iberia ha vuelto a recordar que registra un volumen de pérdidas insostenible, "un millón de euros cada día en los nueve primeros meses de este año y casi 900 millones de euros en los últimos cuatro años" y asegura que su futuro peligra si no se llevan a cabo profundos cambios estructurales.
La compañía ha explicado que su plan requiere sacrificios: "menos empleos, menos salarios y más productividad, que la compañía está dispuesta a negociar, pero es un plan que le permitirá sanearse y crecer. Si no hiciéramos nada, Iberia podría desaparecer", concluye Iberia.