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El Gobierno busca en Rusia y China la salvación para el ladrillo sin vender

El año pasado los extranjeros compraron 20.935 viviendas en España por un valor algo superior a los 1.000 millones.

Hace apenas cinco años, en España se vendían casas por un valor cercano a los 300.000 millones de euros, un 30% del PIB. En 2012, apenas alcanzarán los 60.000 millones, un 6% de la riqueza nacional. Pocas cifras explican mejor el colapso del mercado inmobiliario que ha dejado decenas de miles de viviendas vacías, pueblos fantasma, promociones en ruinas y empresas arruinadas.

Con una economía que todavía no ve el final del túnel, es difícil pensar que será la demanda nacional la que comience a revertir la situación. Por eso, el Gobierno ha mirado lejos, muy lejos, para encontrar una solución, incluso aunque sea parcial. El lunes, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, anunció que su departamento está trabajando en una norma que permitiría acceder al permiso de "residencia temporal no lucrativa" a los extranjeros no comunitarios que compren una vivienda en España por un valor superior a los 160.000 euros.

Aunque no se reconocerá especialmente, parece claro que es una norma destinada a atraer a los nuevos ricos de la economía mundial, los famosos Bric (Brasil, Rusia, India y China). A nadie se le oculta que de Rusia, Brasil y China, junto con algunos países europeos no-UE (como Noruega o Suiza), deberían llegar la gran mayoría de los beneficiados por este cambio normativo. Y tampoco parece una sorpresa que estos nuevos residentes, casi todos turistas que realizan estancias algo más largas de lo habitual, se dirijan a las zonas de costa, donde más pisos sin vender hay. Sólo entre Valencia, Cataluña y Andalucía se acumula un stock de vivienda terminada de casi 350.000 unidades.

Si le sale bien al Gobierno sería la cuadratura del círculo: vendes las casas vacías, atraes a gente con dinero que en un momento dado puede ponerse a invertir y, dinamizas regiones especialmente afectadas por la crisis. El futuro podría estar en un Chinatown en Fuengirola, en un nuevo Alfaz del Pi (un pueblo de Alicante con la segunda mayor colonia de noruegos fuera de su país) o una Costa Rusa en Murcia.

Los trámites actuales

Lo primero que hay que decir es que ya es posible para un extranjero obtener un "permiso de residencia temporal no lucrativa". El problema es que los trámites son muy complejos y la autorización puede durar sólo 90 días, después de los que hay que renovar la tarjeta. Para conseguirla, son necesarios numerosos requisitos (como tener escolarizados a los menores en edad escolar) y acreditar que se cuenta "con medios económicos suficientes para atender los gastos de manutención y estancia". Nada de esto es sencillo y supone una barrera para potenciales compradores de un inmueble.

De hecho, algunos expertos apuntan a que en la cuestión del dinero "suficiente para la manutención y estancia" el extranjero acaba en manos de la discrecionalidad del funcionario de turno, que tiene un amplio margen para tomar una u otra decisión.

El año pasado los extranjeros compraron 20.935 viviendas en España (el 6,04% del total) por un valor algo superior a los 1.000 millones de euros. Británicos, franceses y alemanes encabezan el ranking, con los rusos en cuarta posición. Ahora, la intención del Gobierno es disparar esas cifras entre los extracomunitarios.

De esta manera, el único requisito sería la compra de una vivienda de 160.640 euros, una cifra peculiar que equivale al precio medio de una vivienda de 100 metros cuadrados en España. Además, habrá un certificado del Ministerio de Exteriores y otro que confirme que el solicitante carece de antecedentes penales.

Las cuentas de la lechera

En los cálculos que hacen en el Ministerio de Economía, hay literalmente cientos de millones de potenciales interesados. Sólo en China se calcula que la clase media con capacidad para acceder a una segunda residencia vacacional puede alcanzar los 100 millones esta misma década. Tanto en Macao como en Hong Kong ha habido en los últimos años un incremento en las solicitudes de pasaportes. Además, en este caso se valora mucho la buena situación cambiaria (el euro se ha depreciado frente al yuan) y la existencia de una fuerte comunidad china en España, que haría más sencillo establecerse a aquellos que lo deseen.

En estas cuentas, que según quien las analice son realistas o por el contrario son como las de la lechera, se apunta a la extensa comunidad rusa que se ha instalado en la última década en el Reino Unido (un país con un clima mucho menos favorable) y al baby boom nórdico, esa generación nacida en la postguerra que está empezando a jubilarse.

En 2011, las cinco primeras nacionalidades extracomunitarios en compra de viviendas fueron: Rusia 1.645, Noruega 1.049, China 813, Marruecos 399, Suiza 313.

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