Adrián Arroyo es un joven doctorando en Historia que se licenció en 2008. Este manchego, natural de la histórica villa de Almagro, terminó la carrera en pleno estallido de la crisis en España. No sólo de la financiera o inmobiliaria: en aquel año se destruyeron cerca de un millón de puestos de trabajo.
Al terminar la carrera decidió comenzar el doctorado y obtuvo el diploma de estudios avanzados en junio de 2011. Para entonces, Adrián comprobó que encontrar un empleo a sus 26 años era una tarea casi titánica. Tenía que seguir estudiando y trató de encontrar un puesto de trabajo "de lo que fuera, me daba igual". Su objetivo, era poder independizarse y dejar de ser una carga económica para sus padres.
La situación comenzó a ser insostenible, y decidió buscar algo fuera de España. En internet, encontró una beca en la University College of London (UCL), la universidad de Londres, que tenía un puesto vacante en el instituto de Arqueología. Según cuenta Adrián, lo bueno de una beca en Londres es que en el fondo lo que hace la universidad es contratarte durante un periodo mínimo de tres años. Además, en este caso era para "lo mío, la arqueología".
"En España había intentado conseguir becas, las becas del ministerio, pero no hubo suerte. Pensé que por qué no intentarlo en el extranjero. Mandé una solicitud a una beca de arqueología en Londres que encontré por internet. Me llamaron una semana más tarde para una entrevista".
Antes "estaba desesperado, durante el tiempo que hacía la tesina, buscaba trabajo, que estaba agobiado, no quería estar chupando del bote todo este tiempo. Busqué en Ciudad Real y en las provincias de alrededor. Buscaba de todo, de camarero, de mozo de almacén. Necesitaba dinero. Y cuando decidí mirar en Inglaterra me dije 'que sea lo que Dios quiera'. Ahora llevo un año y medio y me gusta. Nunca esperé que fuera a encontrar un trabajo relacionado con lo mío, con la arqueología, pero así fue y la verdad es que la experiencia está siendo buenísima", dice Adrián.
En cuanto al idioma "estoy aprendiendo un montón. Llegué con un certificado B-1. Aunque cuando llegas te das cuenta de que es totalmente diferente. Aprender un nuevo idioma me está viniendo muy bien", concluye. Por otro lado, su empleo ahora es remunerado pese a trabajar a tiempo parcial. "Está muy bien pagado, me permite ser independiente".