Los Presupuestos puestos encima de la mesa por el Consejo Europeo son, simple y llanamente, “inaceptables”, y el Gobierno se opondrá a ellos con rotundidad el próximo jueves en Bruselas. El presidente no dudó en declarar la guerra a Herman Van Rompuy, presidente del Consejo, al tachar de "recorte radical" su propuesta y negarse públicamente a aceptar un tajo de más de 20.000 millones en ayudas hasta 2020.
Así, el presidente rompía la baraja y elevaba el tono en unas negociaciones que hasta la fecha se habían situado en un marco de discreción. “Nos parece inaceptable y por tanto no podemos apoyarlo”, declaró Mariano Rajoy, al término de la Cumbre Iberoamericana. En ella, el presidente mantuvo un importante despacho sin cámaras ni micrófonos con José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión. Durante alrededor de una hora, le transmitió su alarma.
El sector duro
Lo cierto es que las próximas reuniones comunitarias prometen ser de alto voltaje. El sector duro, integrado por los países que son contribuyentes netos (Reino Unido, Finlandia, Holanda, Alemania, Austria, Italia, Suecia, Finlandia y Dinamarca) quiere reducir el gasto comunitario en el período 2014-2020. Da la sensación de que no se conformarán con nada que no sea la congelación del montante total. Pero con la ampliación al Este, mantener los fondos perjudicará a algunos de los países de la antigua UE, especialmente a España.
Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, se ha alineado con este grupo. Hay que recordar que el Consejo es la reunión de los Veintisiete gobiernos de la UE. Podríamos decir que es el órgano comunitario en el que los estados tienen el control. Y aunque hay más países partidarios de ampliar el total del gasto, los que se niegan son los que tienen la sartén por el mango, porque son los contribuyentes netos.
Enfrente, se sitúan los países receptores, con el apoyo francés: España, Eslovaquia, Bulgaria, República Checa, Croacia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Eslovenia. Y a este equipo se ha unido Barroso, presidente de la Comisión Europea. Este órgano es el ejecutivo comunitario y se supone que vela por los intereses del conjunto de la UE, al margen de las posturas estatales.
De esta manera, una vez más, parece que habrá una de esas interminables cumbres europeas, con mucha negociación, concesiones y múltiples pactos. Y en este juego, Rajoy ha querido fijar este sábado sus líneas rojas.
"Un buen documento"
Tras el encuentro de Cádiz, una vez hecho público un comunicado que contenía elogios hacia los esfuerzos de España, Barroso defendió otro informe que ha elevado la Comisión y que no es tan agresivo. Ni de lejos, según fuentes de la Moncloa, propone unos recortes tan drásticos. “Es un buen documento para empezar a hablar”, llegó a decir Rajoy, situándose en la línea del portugués.
“Hay una contradicción cuando algunos gobiernos dicen que quieren dar la prioridad al crecimiento y, luego, no quieren apoyar el principal instrumento que tenemos a nivel europeo para las inversiones para el crecimiento”, afirmó Barroso en Cádiz, en una crítica velada al sector duro. “Teniendo en cuenta la situación muy difícil desde el punto de vista social” de la UE “es inimaginable que algunos gobiernos sigan proponiendo cortar” algunas partidas, añadió.
Rajoy tiró de este hilo para enumerar algunos de los sectores que se verían afectados con el tijeretazo que propone Van Rompuy. Principalmente en el marco de la agricultura, pero también en lo relativo a políticas de cohesión o las ayudas que se conceden a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. “No estamos de acuerdo con eso y seguiremos discutiendo. El actual planteamiento del Consejo Europeo es inaceptable”, reiteró el presidente.
Inflexible
El Ejecutivo asegura que hay tiempo para el entendimiento y rebajó a mera toma de contacto el próximo Consejo Europeo. Las cuentas que se estudian son las relativas al periodo 2014-2020, y de ahí que Rajoy fuera tan inflexible. El propio Barroso asumió que será “muy difícil” que pueda llegarse a un acuerdo, por lo que pidió acudir “con espíritu de compromiso y de consenso”. Y aún recalcó: “Sería muy malo para Europa que en las actuales condiciones, particularmente difíciles, se lance el mensaje de que los gobiernos no son capaces de adoptar un presupuesto”.
Si finalmente Bruselas aceptara el recorte de los 20.000 millones, el presidente dio por hecho que su Programa de Reformas sufriría modificaciones y que tendría que ampliar su política de ajustes. Si bien no fue tan lejos: “Es muy difícil” plantear tal hipótesis, dijo, “porque los Presupuestos entrarían en vigor en 2014”. “No es lo importante, lo importante es que al Gobierno no le gusta y así se lo hemos hecho saber a las instituciones”.
En Cádiz, Rajoy y Barroso escenificaron una conexión especial de la que ya habían hecho gala en otras ocasiones. En el comunicado conjunto se llega a reiterar que Bruselas no reclamará medidas adicionales a España en el año 2013, habida cuenta de que “la situación a la que se enfrentan los españoles sigue siendo muy difícil, en particular por el inaceptable alto número de personas sin empleo”.
En contraposición, el presidente mantuvo inalterable su calendario de recuperación económica y destacó que en 2014 habrá síntomas claros de mejora. Y en este sentido se refirió a la crisis de deuda -la prima de riesgo, aunque se mantiene, sigue estando en niveles que el Ejecutivo considera imposibles de mantener- para declarar que “cuanto más rápido se resuelva esto, antes será la recuperación”. Más aún, “la resolución de los problemas de deuda nos ayudaría mucho a aliviar” el periodo de recesión económica.