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Emigrantes de éxito

"En 2011 sabía chino y decidí montar mi escuela de golf en Pekín"

El madrileño David Barrionuevo decidió marcharse a China y convertir su pasión en trabajo.

El madrileño David Barrionuevo decidió marcharse a China y convertir su pasión en trabajo.

A sus 37 años, David Barrionuevo vive en Pekín donde disfruta de una de sus pasiones, el golf. Estudió educación física y se aficionó a la bicicleta y dominaba el deporte que hizo grandes a Seve Ballesteros o a Tiger Woods. Pero David no aspiraba a ser una gran figura del circuito profesional. Le gustaba dar clases y así hacía. En 2006 ya trabajaba en un club enseñando minuciosamente el swing -movimiento característico en golf-.

Durante 2006, la actividad en el club comenzaba a mermar. Pese a que la crisis aún no había estallado, David comenzó a ver cómo el número de clases y alumnos mermaban, disminuyendo al mismo tiempo las cantidades que percibía a fin de mes como profesional.

Fue entonces cuando, casi de forma premonitoria, decidió cambiar de vida. A sólo unos meses de que la crisis económica se instalara en nuestra economía y terminara llevando al cierre la escuela de golf en la que trabajaba David, éste cogió una excedencia y decidió después  cumplir uno de sus sueños: viajar a China en bicicleta. Lo hizo con ocasión de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.

Este madrileño de treinta y siete años, atravesó nueve países durante más de cinco meses tras pedir una excedencia en el club. Una vez recorrida la ruta de la seda y ya instalado en el Lejano Oriente decidió "empezar la aventura asiática y no volver al club de golf de Madrid".

El protagonista de este reportaje durante su viaje en bicicleta a China | DB
 

En Pekín, este madrileño decidió aprender inglés y, por supuesto, chino en su afán por descubrir otras culturas, diferentes modos de pensamiento así como distintas filosofías, "una riqueza emocional no sustituible con dinero" dice.

Después de su aventura, cuando acaban los Juegos Olímpicos decide quedarse y en 2009 se presenta en una escuela de golf australiana sin manejar bien el idioma pero cargado de entusiasmo. "Cuando la escuela australiana desapareció y yo era capaz de hablar inglés y chino, me quedé en solitario" recuerda David.

No conforme con el reto que esta nueva andadura le suponía, decide también a partir de 2009, comenzar a trabajar para una agencia de golf española en China. "Era un sueño, tenía la posibilidad de venir a España con grupos de chinos a jugar en los mejores campos, disfrutar las mejores actividades y yo lo veía como un curso intensivo de chino".

En el verano de 2011 la empresa española en la que trabajaba cesó su actividad y en ese momento David decide montar DBGOLF, una empresa de servicios de golf que ofrece viajes a jugadores chinos en España, recibe jugadores europeos en China, organiza torneos, eventos y además es una escuela de golf.

"Si montar un negocio en España rodeado de tu gente, tu cultura y tu idioma es prácticamente una actividad de riesgo, hacerlo en China se antoja harto complicado". Pero "mi amor por el golf, por los viajes en bici, por las ganar de conocer cosas" fueron los incentivos que llevaron a este emprendedor de éxito en el extranjero a crear DBGOLF.

Como para muchos otros emigrantes, el amor ha sido un motivo más para que David permanezca en el país de los dragones. Su novia china se ha convertido además en su mejor profesora. "Practicar todo el día sin miedo a equivocarse y a no ser entendido es la mejor manera de aprender" dice David. "Tesón, experiencia y ganas de hacerlo son las principales bases" para lanzarse.

Pese a que ya tiene un nivel de chino adecuado, la complicación del idioma y la grafía del mismo le han jugada alguna mala pasada. "Recuerdo mi primera visita de negocios en inglés en Hong Kong o mis primeras visitas en chino en los clubes de golf chinos...".

En cuanto al ritmo del negocio, David lo tiene muy claro "si no facturas no comes, esa es la realidad. Por ahora lo que se factura se reinvierte en otras acciones de promoción, material, viajes de negocios, y todas y cada una de las cosas como el alquiler de la oficina, y demás gastos".

Tras más de tres años en el país asiático, David tiene claro que "nunca daría un paso atrás". "De lo único que no estoy contento y me fastidia sobremanera, es no haber tomado la decisión de salir anteriormente".

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