Pocos proyectos han unido una presencia mediática casi abrumadora con un desconocimiento prácticamente completo. Es, sin duda, el caso del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares que se va a construir en Villar de Cañas.
Para aclarar estas dudas nos ponemos en contacto con Silvia Rueda, técnico de la dirección de Ingeniería de Enresa que, como otros compañeros de su empresa, ya trabaja al menos a tiempo parcial en Villar de Cañas. Ella y la abundante documentación que nos proporciona su compañía nos permiten dar respuesta a las seis preguntas clave sobre la instalación.
¿Qué significa ATC?
Probablemente todos ustedes supiesen ya antes de leer este artículo que ATC son las siglas de Almacén Temporal Centralizado, que es el nombre que se le ha dado a la instalación.
Cada una de estas palabras tiene una razón: se le llama Almacén porque es una instalación pasiva en la sólo se almacenan residuos, es decir, no hay ningún tipo de reacción nuclear ni se produce energía ni otra radiación que la propia de los elementos almacenados.
El Temporal responde a que es una infraestructura que nace con fecha de caducidad: se mantendrá activa sólo durante sesenta años, si bien la vida útil de la construcción será de algunas décadas más, llegando a los 100 años.
Centralizado será porque en él se almacenarán los residuos generados por todas las plantas nucleares de nuestro país actualmente en funcionamiento, además de aquellas que pudiesen ponerse en marcha durante su periodo de vida.
¿Cómo es el edificio y qué partes tiene?
El ATC es una instalación industrial que, tal y como nos cuenta Silvia Rueda, "tendrá 283 metros de longitud, 78 de anchura y 26 de altura". Ocupará una superficie de 13 hectáreas, aunque Enresa se ha hecho con 60 hectáreas de terreno para instalarlo.
Constará de varias partes: "La primera es una zona de recepción en la que se reciben los residuos y se descargan". Desde allí se llevan a un segundo "edificio de procesos" en el que los residuos reciben ciertos tratamientos necesarios para almacenarlos.
Además, hay un tercer edificio de para servicios y sistemas y auxiliares y dos zonas de almacenamiento, una de ellas para residuos de media actividad.
¿Qué residuos se guardan en él?
El ATC guardará "elementos combustibles gastados", es decir, lo que se ha utilizado en las centrales nucleares españolas para generar energía en las últimas décadas. Se trata de barras de uranio que actualmente se guardan, principalmente, en las piscinas de las propias centrales.
Además, también se utilizará el ATC para almacenar los residuos de aquellas centrales como Almonacid de Zorita o Garoña que van a ser o están siendo desmanteladas.
¿Qué peligrosidad tienen estos residuos?
Los residuos de combustible nuclear desprenden calor y radioactividad, pero como nos aclara Silvia Rueda, "no pueden producir ningún tipo de reacción en cadena". Eso sí, como es obvio no pueden mantenerse en cualquier lugar porque exponerse a ellos sin protección sí es peligroso.
Lo más importante es constatar que "la radioactividad no sale al exterior" gracias a los complejos sistemas de almacenamiento. El ATC es, por tanto, una instalación de la que no se desprende ninguna contaminación.
El ATC se va a construir, además, con altas especificaciones de seguridad: "Es sismorresistente y tendrá unas paredes de hormigón de dos metros de grosor". Además, "la refrigeración será a través de un sistema completamente natural", por lo que tampoco le afectarían problemas técnicos o cortes de suministro.
En definitiva, se trata de un tipo de instalación con la que "hay mucha experiencia a nivel internacional" y que en décadas de funcionamiento "nunca ha producido ningún tipo de incidente".
Muchos podrían afirmar que la instalación es segura, pero que pueden haber problemas durante el transporte? La realidad también desmiente esta posibilidad: "En 40 años convoyes con residuos nucleares han recorrido unos 30 millones de kilómetros y no ha habido ningún incidente en el que se haya emitido radiación a la atmósfera".
¿Cómo se almacenan?
Los residuos llegan al ATC en contenedores homologados para ello y perfectamente seguros. Allí se abren y se colocan en unas cápsulas que son varillas de acero de cuatro metros que, una vez con el combustible nuclear en su interior, "se sueldan, se rellenan con helio y se sellan".
Estas cápsulas, a su vez, estarán protegidas por tubos de almacenamiento en los que descansarán. Así, el combustible radiactivo está separado del exterior por tres barreras: la cápsula, el tubo y las paredes de hormigón del propio ATC.
¿Qué coste tiene?
La construcción del ATC tiene un presupuesto de "unos 888 millones de euros", mientras que el coste de mantenimiento cada año se eleva a "unos 15 millones, sin contar los gastos de personal".
Este coste es, según los expertos de Enresa, significativamente menor que si se construyese un almacén para cada una de las centrales españolas. Además, hay que tener en cuenta que llevar estos residuos fuera de España esto es cualquier cosa menos barato: sólo los de uno de las diez centrales españolas (sumando las que están funcionando y las que no), Vandellós I, suponen pagar 60.000 euros al día a Francia.
El proyecto del ATC tiene una dotación presupuestaria mayor pero porque lleva asociadas otras dos infraestructuras importantes: un centro tecnológico y un parque empresaria.