El PIB retrocedió un 0,4% en el tercer trimestre del año, caída similar a la registrada en el trimestre precedente, y descendió un 1,7% en tasa interanual, cuatro décimas más que el trimestre anterior, según el Banco de España, que indica que la economía española prolongó en los meses centrales del ejercicio la trayectoria contractiva que había iniciado un año antes.
En su último boletín económico, la autoridad monetaria destaca que este periodo se ha caracterizado por el mantenimiento de condiciones financieras adversas, aunque algo más atenuadas que en el trimestre anterior.
El instituto emisor indica que el perfil de la demanda a lo largo del trimestre se ha visto afectado por la anticipación de decisiones de gasto ante la subida del IVA anunciada el 1 de septiembre, y también por el alivio que el plan de pago a proveedores ejerció sobre las cuentas de las sociedades y de los empresarios individuales.
Así, la demanda nacional retrocedió algo menos que en el trimestre previo, con una caída del 1,2%, frente al descenso del 1,4% anterior, como resultado de caídas más atenuadas en todos los componentes privados del gasto, en particular en el consumo de los hogares, donde se concentró el efecto de anticipación del IVA. El consumo público, por el contrario, habría intensificado su trayectoria contractiva.
Con todo, el Banco de España apunta a que la demanda interna, tras el retroceso del último trimestre, acumula ya un descenso de algo más de 13 puntos porcentuales desde el primer trimestre de 2008.
Sin embargo, el consumo creció un 0,1% en tasa intertrimestral por la anticipación a la subida del IVA, aunque el instituto emisor indica que, en los meses finales del año, la eliminación de este efecto, unido al impacto sobre la renta disponible de la disminución de los salarios públicos, sitúe al consumo de nuevo en una trayectoria descendente, en línea con la elevada tasa de paro, la caída de la renta real disponible y de la riqueza y las "estrictas" condiciones financieras.
Contracción del consumo público
Respecto al consumo público, el Banco de España indica que los esfuerzos de consolidación del sector público han mantenido un efecto "netamente" contractivo en los meses centrales del año, debido a que se han producido descensos del consumo y de la inversión realizados por las administraciones públicas superiores a los de los trimestres anteriores, con caídas en las compras de bienes y servicios, del empleo público y de los proyectos de obra civil.
Por el lado de los ingresos, la autoridad monetaria apunta que se siguen detectando "desviaciones significativas" en la recaudación impositiva, que se está viendo "muy afectada" por el deterioro de la demanda interna. No obstante, apunta que la ejecución presupuestaria hasta septiembre no refleja todavía las medidas de consolidación extraordinaria que se adoptaron en julio, que tendrán un impacto estimado del 2% del PIB y que se dejará sentir casi en su totalidad en el último trimestre del año.
Pese a ello, afirma que no se puede descartar que el déficit público supere el objetivo marcado para este año (6,3%), por lo que si los datos de la ejecución presupuestaria de los próximos meses no despejaran esta incertidumbre, habría que considerar la adopción de medidas adicionales que hagan posible su cumplimiento.
Repunte transitorio de la inflación
La inflación, por su parte, repuntó significativamente en el tercer trimestre, como consecuencia del impacto de las subidas en los precios de la energía y del efecto de las alzas impositivas y de precios administrados sobre los precios finales, hasta alcanzar una tasa del 3,4%.
A pesar de este incremento, el Banco de España afirma que cabe esperar que la traslación de las subidas impositivas a los precios de consumo sea solo parcial y que el impacto sobre la tasa de inflación sea transitorio. En concreto, apunta que las reformas instrumentadas en el mercado de trabajo y en los mercados de productos deberían contribuir a este resultado.
"Pérdida de ímpetu" en las reformas de la UE
En los mercados financieros, añade, la situación de elevada tensión que se vivió en el verano como resultado de la intensificación de la crisis de deuda soberana en la zona euro, con particular incidencia en España y en Italia, comenzó a remitir a finales de julio, tras el anuncio del BCE de su disposición a intervenir en los mercados secundarios de deuda soberana.
Sin embargo, advierte de que esta mejora experimentó un "cierto debilitamiento" a partir de mediados de septiembre como consecuencia de la percepción de "pérdida de ímpetu" en el proceso de reforma acordado en la cumbre europea de finales de junio. No obstante, según el Banco de España, la reciente cumbre del 18 y 19 de octubre ha "despejado algunas dudas" al establecerse un compromiso de avance claro hacia la unión bancaria.