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Rajoy niega el golpe de Merkel y se declara "muy contento"

El presidente admite conversaciones sobre el rescate, pero niega presiones. El Gobierno habla de un contexto hoy más propicio para solicitar la ayuda.

El presidente se acogió a la idea de que la Unión Europea se mueve, aunque más lentamente de lo deseado y aún sin muchas concreciones sobre su estructura fiscal y bancaria, para definirse razonablemente satisfecho. “Se han concretado avances de los que hace meses ni se hablaban. Es un momento muy importante en la historia de la integración”, resumió, rechazando hablar de ganadores o perdedores en esa pugna durísima entre los países del norte y del sur.

Pero, más allá de lo que pone en los papeles -las conclusiones del Consejo Europeo incluyen mucha verborrea pero sin concretar fechas-, Mariano Rajoy reconoció conversaciones a propósito del verdadero protagonista de la cumbre de octubre: el posible rescate de España. “Escucho a todas las personas que tenga que escuchar, pero es una decisión que tengo que tomar yo y que aún no he tomado”, declaró. Pero lo que no admitió es que esté siendo objeto de presiones: “Lo que un presidente no puede hacer es actuar bajo presión, y yo no lo voy a hacer. Y algunas veces he acreditado que no me gustan las presiones”, respondió.

España, en el centro de las discusiones

Los problemas de España para financiarse en los mercados secundarios centraron buena parte de los despachos paralelos de los líderes. También las conversaciones en los pasillos y los análisis en la prensa nacional y europea. Si bien, 24 horas después de aterrizar a Bruselas y pese a la enorme presión mediática, el presidente se resistió a solicitar la ayuda porque, argumentó, no estaba en el orden del día. Y se mantuvo en sus trece; lo dijo a las tres de la madrugada, tras concluir la primera sesión de trabajo, y también en la rueda de prensa del viernes: “No ha habido presión, ha habido opiniones. Son opiniones, y las opiniones son libres. Otra cosa es decidir”, enfatizó.

La puerta del rescate parece, no obstante, más abierta que nunca. “Si tengo que tomar la decisión, la tomaré. Haré lo que venga bien al interés general y lo explicaré”, afirmó. El Gobierno lo da prácticamente por hecho, con las negociaciones muy avanzadas en relación al pliego de condiciones -que según fuentes de Moncloa se centrarán en el control del déficit, del que Rajoy sacó pecho a puerta cerrada-. Otra cosa es el cuándo, toda vez Alemania y sus países satélites siguen mandando mensajes contradictorios, afirman, y Rajoy no se quiere arriesgar.

"Estamos muy contentos" con el Consejo

A brocha gorda, el Ejecutivo considera que el contexto hoy es más proclive a pedir la ayuda porque la UE va enserio y avanza en los compromisos de junio. Tal vez fuera Rajoy el jefe de Gobierno más optimista, mientras que otros -por ejemplo, la todopoderosa Angela Merkel- rebajaban mucho su euforia. “El rumbo no solo se mantiene sino que se refuerza, y eso es un motivo de satisfacción para todos. Estamos cumpliendo nuestros compromisos y damos credibilidad y confianza a los ciudadanos europeos”.

El resumen del presidente fue muy generalista, tanto que aseguró que se ha avanzado en los puntos básicos de su guerra política -recapitalización directa de la banca, unión económica y fiscal y políticas de crecimiento- pero se cuidó de incluir fechas. Yendo al supervisor bancario único y a la posibilidad de que la ayuda a la banca no compute como deuda, declaró: “Hace unos meses no era nada y hoy es algo de lo que se habla. Se ha concretado para que el Eurogrupo estudie cómo se puede hacer. Cuando el mecanismo supervisor empiece a estar en marcha eso será así”. La clave está ahora, según la delegación española, en que se aceleren los plazos para que en diciembre todo empiece a tomar forma.

“Estamos muy contentos”, llegó a decir, a pesar del revés en las negociaciones. Aunque visiblemente cansado -lleva varios días fuera de España, tras su paso por Bucarest-, el presidente buscó transmitir una imagen de tranquilidad e incluso buen rollo. Didáctico, intentando vender su libro de forma prolija en detalles. En lo que no transigió fue en un hipotético debate en el seno del corazón de Europa sobre la independencia catalana: “Nadie ni allí ni fuera de allí me hizo ni una sola pregunta y yo sobre ese asunto no dije ni una palabra”, cortó en seco.

Rajoy llamó a centrarse en lo importante ya que "lo que viene ahora es complicado", según el Gobierno. El presidente es consciente de que España tiene que dar una respuesta sobre el rescate, más aún después de que los mercados la den por descontada desde hace días. Busca una bajada de la prima de riesgo de 200 puntos y que ningún país bloquee la petición, “lo que sería desastroso”, añade su entorno. Según ministros clave, la decisión no se demorará mucho en el tiempo si Rajoy consigue el aval de Merkel y los países del norte.

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