El boceto de las conclusiones que debería de aprobar el Consejo Europeo que arranca este jueves incluye la propuesta española de unión bancaria y fiscal hasta el punto de que la misiva remitida por los cuatro presidentes comunitarios -Consejo, Comisión, Eurogrupo y Banco Central- apunta no solo a un Ministerio de Hacienda común, sino incluso a un Presupuesto que afecte a todos los estados en un ejercicio claro de cesión de soberanía nacional.
Los contactos de Mariano Rajoy y su equipo económico están siendo muy intensos en las últimas horas, y se están llevando acabo en un ambiente de calculada discreción. De momento, y a pesar de las reticencias públicas de Alemania y sus países satélites de avanzar en los acuerdos de junio, en la práctica sólo están planteando "matices" a lo planteado en los papeles oficiales, lo que significa que no han puesto pegas a los "contenidos", como así parecía presuponerse.
El documento que debería ser aprobado en la cumbre de Bruselas llegó a Moncloa el pasado viernes por la noche habiéndose celebrado una reunión clave a primeros de semana entre los responsables económicos de los diferentes países implicados. El objetivo del Gobierno, que ahora parece más próximo, lo dejó bien claro el propio Mariano Rajoy en París hace pocas fechas, cuando exigió que se establezca un calendario de acción concreto para la construcción del diseño europeo y, yendo a lo urgente, se articule un supervisor bancario en diciembre para que pueda estar en funcionamiento lo antes posible. Y este punto también queda recogido en los papeles remitidos a los gabinetes presidenciales.
Desde la capital comunitaria se dan indicios parecidos. Desde el gabinete del presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, recuerdan que los tiempos de Bruselas no siempre coinciden con los de las capitales, pero fuentes comunitarias admiten que "tratarán de imprimirle todo el sentido de urgencia". En otras palabras, pisar el acelerador para que el supervisor bancario único, uno de los requisitos previos para hacer posible la recapitalización directa de los bancos, esté listo "cuanto antes". Sin embargo, puestos a concretar el calendario, las mismas fuentes rehúsan hacer quinielas: "Citar un calendario sería como consultar una bola de cristal", ironizan.
Aunque el círculo cercano al presidente Van Rompuy bromea con que "la Unión Europea ha ganado el Nobel de la Paz y no el de la Literatura", lo cierto es que en los borradores urdidos entre bambalinas diplomáticas no dejan nada al azar. De hecho, en el documento sobre el que trabajarán los líderes en la próxima cumbre, que ya circula por los medios, el texto no se casa con la versión de la recapitalización directa que defiende y pelea Rajoy. "El Eurogrupo establecerá los criterios operativos exactos que guiarán las recapitalizaciones directas", reza el borrador en una fórmula genérica que no aclara el meollo de la controversia que enfrenta a España y sus aliados mediterráneos con Alemania y sus satélites.
Y es que mientras que Rajoy fía la recapitalización directa de la banca a que esté en pie el supervisor único, la canciller alemana Angela Merkel ha dejado claro en diversas ocasiones que el requisito del supervisor es necesario, pero no suficiente. Es más, la herramienta que inyectaría el dinero en los bancos, el fondo de rescate permanente conocido como MEDE por sus siglas en español, prevé que una vez estuviera en pie el citado supervisor, los accionistas del fondo (es decir, los países) tendrían que aprobar la recapitalización por unanimidad. Desde el propio fondo y desde el gabinete del comisario Rehn, diversas fuentes ya confirmaron a Libre Mercado este extremo: "La recapitalización directa necesita, en todo caso, la aprobación unánime de todos los socios comunitarios, con independencia de que exista o no supervisión única", sentenciaron.
Sobre una posible prórroga para que España reduzca su déficit, Bruselas asegura que "nadie ha solicitado tal cosa". Lo que sí se ha colado en el borrador es una alusión a que los países pongan en marcha "estrategias de consolidación fiscal compatibles con el crecimiento", una fórmula que, aparte de un guiño a los detractores de la austeridad como única receta, podría abrir la puerta a una relajación de los objetivos del déficit en los próximos años. En el Ejecutivo dejan la puerta abierta, y agradecen a su vez el gesto del Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, tanto éste asunto como el del denominado rescate es prioritario, según dijo Rajoy en sintonía total con François Hollande: lo primero, incidió, es que del Consejo Europeo de esta semana salga conclusiones y no mera verborrea comunitaria.