La ocurrencia fue de José Luis Rodríguez Zapatero. En diciembre de 2010, acosado por los mercados, supuestamente intervenido y con su imagen a ras del suelo, anunció por sorpresa nueve medidas económicas, entre ellas las de privatizar AENA y Loterías con el objetivo de recaudar 14.000 millones de euros.
Precisamente en AENA y Loterías, por ser empresas públicas que generan ingresos, era y es más que cuestionable que la venta a la desesperada no tuviera efectos contrarios al interés general. Afortunadamente, en octubre de 2011 Zapatero dejó ambas privatizaciones en manos del siguiente Gobierno.
Un año después, Loterías sigue sin ser privatizada, inmune a la reciente aprobación de la Ley del Juego, diseñada para ese fin; de hecho, el nuevo Gobierno ha decidido exprimir Loterías para tapar agujeros del gasto autonómico y financiar el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), que cuenta con 6.000 millones de euros aportados por Loterías y Apuestas del Estado; además, el último Consejo de Ministros decidió que los premios superiores a 2.500 euros correspondientes a los sorteos y apuestas en las loterías estarán sometidos a un nuevo gravamen del 20% a partir del 1 de enero de 2013, con el que se pretende ingresar 824 millones de euros.
En AENA las cosas no han funcionado así, aunque parecía descartada la privatización de la empresa pública encargada de gestionar las tarifas aéreas, incluyendo las tasas aeroportuarias, de aproximación y ruta en el territorio español, motivo por el que no recibe un euro de los Presupuestos Generales del Estado. De hecho, en estos momentos AENA está saldando una colosal deuda de 14.000 millones de euros, adquirida en los últimos años por construcciones faraónicas y una desmesurada y arbitraria externalización de sus servicios. Según su presidente, en intervención ante el Congreso de los Diputados, este año la ha reducido en más de 300 millones y prevé doblar la cantidad en 2013.
Pero nuestro gozo en un pozo: parece que los sucesores de José Blanco están dispuestos a desmantelar AENA para poner en manos privadas nuestros recursos tarifarios aéreos; si no, no se explica la noticia que ha saltado a los medios recientemente, en la que se malinformaba sobre una supuesta eliminación de 1.500 puestos de trabajo para los mayores de 55 años; se dice que por prejubilación, cosa ésta técnica y legalmente casi imposible. El caso es que AENA parece dispuesta, si no lo evitamos, a que los 1.500 profesionales con más experiencia engrosen en breve las listas del paro.
Se equivocaron al querer privatizar Loterías y se equivocan si quieren desmantelar AENA para malvender nuestros recursos tarifarios aéreos y ponerlos en manos privadas. Si además esto supone engrosar las listas del paro, la sinrazón se impondrá sobre las llamadas de quienes piden arrimar el hombro para sacar esto adelante. ¿Cómo atenderlas, si son nuestros políticos quienes apuestan una y otra vez contra el interés general a pesar de todos?