A poco más de una semana para que se celebre el Consejo Europeo, las negociaciones diplomáticas arrecian. Las naciones del mediterráneo quieren volver a escenificar un bloque sin fisuras ante los países de la triple A -liderados por Alemania- a fin de que se dé un paso más hacia la integración fiscal y la unión bancaria y política. Se requiere un calendario concreto de acción, después de que en junio todos los jefes de Estado y de Gobierno rubricaran este compromiso.
El pasado viernes en Malta, los países que más dificultades tienen en los mercados de deuda mandaron un mensaje claro a Berlín y sus socios de que no van a aceptar un retroceso en los planteamientos aprobados: “Todo fue firmado y ahora se tiene que cumplir y avanzar en ello”, reiteran desde Moncloa. Una advertencia que el propio Mariano Rajoy ha hecho pública en los últimos días, poniendo el énfasis en que un paso en falso pondría en duda la viabilidad del euro.
En este juego de alianzas, el Gobierno considera clave el papel de Francia. En el último Consejo, François Hollande no lideró la revuelta ante Angela Merkel, pero apoyó al italiano Mario Monti y Rajoy moviendo la balanza de una manera definitiva. Ahora, cuando Alemania, Finlandia y Holanda ponen en cuarentena esos acuerdos, el presidente español se desplaza a París con la intención de hacer frente común.
La primera cumbre bilateral, preparada con esmero por las oficinas de ambas administraciones, será al más alto nivel. Del lado español, acompañan al presidente hasta seis ministros: el de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo; Interior, Jorge Fernández Díaz; Agricultura, Miguel Arias Cañete; Industria, José Manuel Soria; Fomento, Ana Pastor; y Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Encima de la mesa, acuerdos económicos, pero también un fortalecimiento de la lucha contra la banda terrorista ETA.
Supervisor bancario común
Pero lejos del boato de los grandes acontecimientos, en el despacho entre Hollande y Rajoy, se hablará casi en exclusiva de Europa. En relación al rescate, el Ejecutivo insiste en que hasta que Bruselas no apueste claramente por avanzar en la estructura común todo lo demás es secundario. El presidente asegura que aún no ha tomado una decisión, a pesar de que hace semanas del anuncio del BCE. “Francia también tiene un balance económico muy negativo y va a ser peor en los próximos meses. Es consciente de que a España no se le está tratando bien y teme que le pueda ocurrir lo mismo si no actúa”, destaca un asesor gubernamental. En otras palabras: “Saben que los siguientes son ellos”.
El Gobierno da por hecho que Hollande apoyará la petición de Rajoy de que no se retrase la puesta en marcha del supervisor bancario común prevista para primeros de 2013, y que supone la llave para la recapitalización directa de los bancos enfermos. De igual forma, París apoya sin ambigüedades avanzar hacia la consolidación fiscal, toda vez varias de sus entidades empiezan a verse con problemas.
Dicen en Moncloa que la relación entre ambos mandatarios es buena; de hecho, mejor de lo que podría esperar. Prácticamente todos los comentarios son positivos sobre el socialista, tras varios encuentros en los últimos meses. Y más aún después de que Merkel, quien estaba llamada a ser socia natural de Rajoy, se haya distanciado. Pero, recalcan, en ningún caso sería bueno un enfrentamiento directo con la canciller, de la que dicen tiene “sus propios problemas en casa” con unas elecciones a la vuelta de la esquina.
La París que verá Rajoy será una ciudad colapsada por las protestas contra los ajustes de Hollande. En la víspera, el centro quedó colapsado por varias manifestaciones paralelas, muy próximas al Elíseo, donde será recibido este miércoles con todos los honores de Estado.