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El Banco de España cuestiona la estrategia de Rajoy contra el déficit

El gobernador del BdE pone en evidencia al Gobierno. El problema del déficit es "estructural", no "coyuntural" como dice Rajoy.

El gobernador del BdE pone en evidencia al Gobierno. El problema del déficit es "estructural", no "coyuntural" como dice Rajoy.
El gobernador del BdE, Luis Linde, junto al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (izq.).

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2013 ya son, oficialmente, papel mojado, al menos para el Banco de España (BdE) y la Comisión Europea, puesto que ambos coincidieron este jueves en que el proyecto de cuentas públicas no garantiza el cumplimiento del objetivo de déficit del 4,5% del PIB fijado por Bruselas para el próximo ejercicio. De hecho, el gobernador del BdE, Luis Linde, dudó incluso que se alcance la meta del 6,3% estipulado para 2012 y, por ello, recomendó adoptar medidas adicionales.

Tanto el regulador español como las autoridades comunitarias advirtieron de que las previsiones económicas y fiscales que contienen los PGE son excesivamente "optimistas". Y es que, los Presupuestos se basan en unas estimaciones infladas. Así, el Gobierno mantiene que el PIB sólo caerá un 0,5% en 2013 frente al decrecimiento del 1,5% al que apuntan la mayoría de analistas y organismos internacionales.

Durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos en el Congreso, Linde argumentó que la caída del 0,5% está "fuera del consenso" y que es un "hecho constatable". De este modo, en caso de que el PIB se contraiga un 1,5%, avanzó que el déficit se desviará en tres décimas (hasta el 4,8%). Además, advirtió de que el aumento previsto de la recaudación (7.200 millones) corre el riesgo de desviarse a la baja, al tiempo que la revalorización de las pensiones en función al IPC de noviembre podría incrementar el gasto en 3.000 millones, con lo que el déficit podría aproximarse al 5,5%.

Desmonta la política fiscal del PP

Sin embargo, el discurso de Linde va mucho más allá, puesto que no sólo evidencia las estimaciones erróneas de los PGE sino que, en el fondo, desmonta toda la estrategia fiscal seguida por el Gobierno para tratar de reducir el déficit público. El gobernador tumba por completo el diagnóstico del PP sobre la deuda pública. En los últimos meses, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha afirmado en diversas ocasiones que el actual problema del déficit es meramente "coyuntural", es decir, se debe a un desplome temporal de ingresos como resultado de la crisis y no a un exceso de gasto público.

Ésta es la visión que ha guiado toda la política de consolidación fiscal puesta en marcha por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Así, puesto que la caída de la recaudación es temporal –en teoría–, el Ejecutivo ha optado por reducir el déficit combinando al mismo tiempo subidas de impuestos con recortes de gastos, casi a partes iguales: el 50% del ajuste pretende conseguirse incrementando la recaudación tributaria y el 50% restante reduciendo el gasto público.

Y dicha estrategia es, precisamente, la que se encargó de desmontar de forma contundente Linde. El análisis de su discurso fue demoledor en este ámbito:

España registró en 2007 un superávit fiscal cercano al 2% del PIB y una proporción de deuda pública a PIB del 37%, una de las más bajas, entonces, de todos los países de la Eurozona. Sin embargo, esta situación, aparentemente saneada, escondía una situación precaria debido a la presencia de elevados ingresos impositivos que tenían un importante componente transitorio vinculado a la gran expansión del sector de la construcción e inmobiliario, así como a dinámicas insostenibles de gasto.

Y, efectivamente, el fin de esa expansión desveló los riesgos latentes en aquella situación. Del deterioro del saldo público de más de 13 puntos de PIB en sólo dos ejercicios, entre 2007 y 2009 –un vuelco en las finanzas públicas sin precedentes en nuestra historia económica–, casi la mitad se debió a la caída de la recaudación, asociada, en gran medida, a la desaparición de los ingresos extraordinarios mencionados.

Y añadió:

La primera conclusión que se puede extraer de este análisis, una conclusión muy relevante para entender nuestras dificultades de hoy, es que el déficit presupuestario que se generó con la crisis era de carácter eminentemente estructural.

El término empleado, crisis fiscal "estructural", contradice la visión "coyuntural" que mantiene el Gobierno sobre las causas del déficit. Dicho de otro modo, el brutal incremento del descuadre fiscal no se explica "sólo por la caída del ciclo" -recesión-, sino que reside en la completa desaparición de unos ingresos fiscales "transitorios" –artificiales– derivados de la burbuja inmobiliaria. Durante la época del boom, las arcas públicas se llenaban sin necesidad de subir impuestos, un dinero extra que fue destinado a incrementar el gasto público de forma "insostenible".

Problema "estructural"

Cuando la crisis estalla en 2007, tales ingresos desaparecen, pero se mantiene la estructura de gasto público propia de la época de burbuja. Lo que viene a decir Linde es que esa recaudación extraordinaria difícilmente volverá, de ahí que el déficit sea un problema "estructural" y no "coyuntural" –como consecuencia tan sólo de la recesión–. La receta, pues, es doble:

  • Perseverar en las reformas estructurales para incrementar la competitividad, "único camino realista para volver a alcanzar un crecimiento sostenido".
  • Y reforzar la "credibilidad del proceso de consolidación fiscal" para reducir el déficit a los objetivos marcados por Bruselas.

Así, si bien Linde aplaudió la senda de reformas emprendida por el Gobierno, lanzó varias recomendaciones para reducir el déficit de forma creíble y sólida:

  • Mantener una proyección prudente de los ingresos públicos.
  • Detectar tempranamente las posibles desviaciones de ingresos y gastos.
  • Corregir con prontitud las desviaciones que se produzcan haciendo uso de los instrumentos que proporciona la Ley de Estabilidad, como el ajuste automático del gasto autonómico, establecer sanciones a las CCAA e, incluso, imponer medidas de ajuste por parte del Gobierno central (intervención de autonomías).
  • Y a largo plazo, reformar el sistema público de pensiones, definiendo el denominado "factor de sostenibilidad" para ajustar el gasto de forma automática en caso de que se detecten desequilibrios en el sistema.

El rescate no soluciona nada

Por último, recordó que la deuda pública alcanzará el 85% del PIB en 2012, "casi 50 puntos de incremento en un período de sólo cinco años, lo que, por sí solo, es un indicador de la gravedad de nuestra crisis", indicó el gobernador, desmontando de paso las quejas del Gobierno sobre el hecho de que la elevada prima de riesgo no refleja la realidad de España.

De hecho, Linde señaló que España, al igual que otros países del euro en dificultades, está contribuyendo al "desarrollo" de la crisis de deuda europea como consecuencia "de las dudas sobre la sostenibilidad de nuestras cuentas públicas, nuestras pobres expectativas de crecimiento y la magnitud de nuestro endeudamiento frente al exterior acumulado, en lo fundamental, en los años de la burbuja inmobiliaria".

Por ello, aclaró que la compra de deuda por parte del BCE no resolverá por sí sola la crisis, tan sólo servirá para "proporcionar más tiempo". La solución es otra: "Cumplir con los objetivos de consolidación fiscal, culminar el proceso de reestructuración y saneamiento de nuestro sistema bancario, continuar el proceso de desendeudamiento privado y público, y profundizar en las reformas acometidas para mejorar nuestra competitividad". Sólo así se recuperará la "confianza de los mercados".

Y concluyó con un mensaje optimista: "Si en 2013 conseguimos avanzar en esos frentes, confío en que será posible volver al crecimiento económico y a crear empleo neto en 2014".

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