La Seguridad Social ha alcanzado un punto de inflexión tras entrar en déficit estructural el pasado agosto. Aunque el sistema acumuló un superávit presupuestario del 0,3% del PIB en los primeros ocho meses del año, la realidad de las cuentas es bastante más dramática: los recursos propios de la Seguridad Social (cotizaciones sociales) ya no alcanzan para pagar el volumen concreto de gastos que le corresponden (pensiones y prestaciones contributivas). La entrada en números rojos faculta legalmente al Gobierno para echar mano por primera vez del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la conocida hucha de las pensiones.
De hecho, el pasado julio, el Gobierno ya tuvo que recurrir a un fondo extraordinario para poder afrontar el pago de la extra de verano a los pensionistas. En concreto, empleó 4.400 millones de euros procedentes del Fondo de Prevención y Rehabilitación, en donde se acumulan los excedentes de las mutuas por accidentes de trabajo, para sufragar dicha partida. Su uso, prácticamente, agotó el Fondo -apenas quedan algo más de 400 millones-, que es considerado como la última barrera antes de tener que acudir al Fondo de Reserva.
Las últimas cifras que arroja la Seguridad Social abren ahora de par en par la posibilidad de recurrir a la hucha de las pensiones para poder seguir pagando las prestaciones contributivas. Y es que, el sistema se divide, a grandes rasgos, en dos ejes -a partir de 2013 se procederá a la seperación plena de las fuentes de financiación-: el nivel contributivo, encargado de financiar las pensiones y subsidios a los que tienen derecho todas aquellas personas que hayan cotizado previamente; y el nivel no contributivo, es decir, pensiones -mínimas, en su mayoría- y subsidios que sufraga el Estado -vía presupuestos-, pese a que sus beneficiarios no han cotizado lo suficiente o incumplen las condiciones exigidas por la Seguridad Social. Lo que ha entrado en déficit es, precisamente, el nivel contributivo, es decir, el núcleo del sistema.
Superávit del 0,3%
El conjunto de la Seguridad Social -nivel contributivo y no contributivo- registró un superávit de 2.721,08 millones de euros hasta agosto (0,3% del PIB) frente a los 4.817,55 millones acumulados en el mismo período del pasado año, según publicó el martes el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Los ingresos (derechos reconocidos por operaciones no financieras) se situaron en 81.676,52 millones de euros (0,19% más), mientras que los gastos (obligaciones reconocidas) crecieron hasta los 78.955,44 millones (2,93% más).
Sin embargo, este superávit se debe casi en exclusiva al aumento de transferencias corrientes por parte del Estado para financiar las prestaciones de carácter no contributivo. Dicha partida alcanzó los 7.562 millones de euros hasta agosto, 1.440,49 millones más que en el mismo período del pasado año, un aumento del 23,5% interanual. La Seguridad ya ha recibido el 85,3% del total de las aportaciones que contempla los Presupuestos Generales del Estado.
Tal y como señala el propio Ministerio, "esta circunstancia es determinante en el resultado obtenido, puesto que en términos homogéneos, los ingresos no financieros reflejarían un descenso del 1,58%, y por tanto el resultado presupuestario se situaría en 1.280,59 millones de euros". Es decir, sin esas transferencias extra, el superávit del conjunto del sistema apenas se sitúa en el 0,1% del PIB, un 73,4% menos que en el mismo período de 2011.
Pero déficit en el nivel contributivo
Lo más relevante del informe, sin embargo, no radica en el superávit mayor o menor de todo el sistema, sino en las cuentas del nivel contributivo, el grueso de la Seguridad Social. No en vano, las cotizaciones sociales representan más del 83% de los ingresos no financieros del sistema, mientras que las pensiones y prestaciones contributivas equivalen a casi el 90% del gasto total.
Por el lado de los ingresos, la recaudación por cotizaciones sociales cayó un 2,58% interanual hasta el pasado agosto, situándose en 68.149,59 millones de euros, como resultado del descenso del número de ocupados en un 3,52%.
Por el lado de los gastos, sin embargo, el pago de pensiones y prestaciones contributivas ascendió a 70.911,56 millones de euros, un aumento del 3,39% interanual, como consecuencia del incremento del número de pensionistas y la revalorización de todas las pensiones.
Como resultado, la Seguridad Social registró un déficit en su nivel contributivo de 2.762 millones de euros, casi el 0,2% del PIB. Se trata de un punto de inflexión, ya que en el mismo período del pasado año, estas mismas partidas reflejaban un superávit de casi 1.370 millones de euros. Dicho de otro modo, los recursos propios de la Seguridad Social ya no alcanzan para cubrir los gastos propios del sistema.
El Gobierno lleva tiempo avisando
Este escenario ya había sido advertido hace tiempo por el Gobierno. El secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, ya avanzó el pasado febrero que existía el riesgo de tener que recurrir a la hucha de las pensiones como consecuencia de la destrucción de empleo que registraba España.
Asimismo, el pasado junio, advertía de que "en los próximos meses" el sistema sufriría "tensiones importantes de liquidez" debido a desajustes en los flujos de tesorería relacionados con las prestaciones contributivas. Así pues, el Ministerio de Empleo ha sido cauto y realista acerca de los problemas estructurales que sufre la Seguridad Social, de ahí que el Gobierno siga trabajando a día de hoy en su reforma.