Todo lo marcan los mercados. Con la prima de riesgo por debajo de los 400 puntos y la Bolsa cerrando en casi los 8.000 puntos, el Gobierno dice que no es momento de meter el acelerador sino de ganar tiempo. El Banco Central Europeo ha abierto la ventanilla y ahora falta saber cuál es la letra pequeña de su oferta -esto es, las condiciones-. Hasta entonces, no habrá petición de rescate, reiteran en Moncloa, y entonces ya habrán pasado las elecciones vascas y gallegas.
La aclaración de que nada ha cambiado en la postura oficial, tomada al son de la serenidad proveniente del parqué, se vio motivada por el lío que creó el propio presidente del Gobierno, que ha decidido abrir su agenda a los medios de comunicación en este inicio del curso político. Y aprovechando la visita del primer ministro finlandés, Kyrki Katainen, atendió a sus dos principales medios escritos, el generalista Helsingin Sanomat y el económico Kauppalehti. Y a ellos les dijo que "está totalmente descartado que vayamos a solicitar un rescate para todo el país", pero también que "probablemente, al final tendremos que pedir ayuda (al BCE)".
Fuentes gubernamentales expusieron entonces que el presidente se refería al procedimiento que obliga a España a pedir formalmente el rescate antes de recibir la ayuda, y no que la decisión estuviera tomada. En la sesión de control al Gobierno, el propio Rajoy tiraba de este hilo ante la pregunta de Alfredo Pérez Rubalcaba: "No sé si es necesario que España la pida", afirmó, reiterando que antes debe conocer las condiciones, si es que finalmente se dan.
Los PGE "serán ejemplares"
Fuera como fuese, el incendio político ya arreciaba a media mañana. El PSOE no creyó al presidente y en el propio Gobierno varios de sus ministros dan por hecho que finalmente habrá que llamar a la puerta del Banco Central. De hecho, algunas voces muestran sus reservas a que no se diga claramente, ya que "los mercados lo dan por descontado y lo peor son las dudas".
El Gobierno es inamovible: no hay decisión formal. Y centra todos sus esfuerzos en unos Presupuestos Generales del Estado "ejemplares" que hagan huir posibles nuevas condiciones. La llave a que pedir un rescate no las acarree, dicen, es que el déficit público esté controlado, y ahí es donde entran en juego las cuentas públicas. La orden de Rajoy a sus ministros ha sido concisa: "Hay que recortar, no queda otra".