Tras el intenso periplo vacacional, vuelve uno al hogar. Y a la mudanza, a la limpieza. En fin, a todo el trasiego típico del comienzo del año laboral. Y mira por dónde, fruto de ese proceso de reordenación de todos aquellos papeles y artilugios que invaden mi despacho, me encuentro con un documento que no puedo dejar de compartir: mi primera nómina.
Siempre he sido buen estudiante. Notas inmaculadas. Ese tipo de notas que daban gusto ser entregadas a los padres. Las cosas como son: mi objetivo era reducir el número de notables, buscando poblar mi cartilla académica de sobresalientes. Pero ahí estaba mi padre recordándome lo que era y es el mundo real: trabajo. Trabajo para ofrecer un producto o servicio demandado por el mercado.
Corría el año 1989 y mi padre trabajaba como Jefe de Taller de la sección de motos de BMW Ibérica en el concesionario de La Coruña (Briocar, S.A.). Llegaba el mes de junio de ese año y, como siempre, mis buenas notas estaban encima de la mesa. Pero esta vez mi padre se saltó el guión y sentenció: trabajarás conmigo como aprendiz todo este verano. Y así fue. BMW Ibérica contrató a todo aprendiz. Y estaba yo, con mis 16 añitos, fichando cada mañana a las 8.15 en punto. Me iba a comer a las 13.30, volvía a las 15.30 y salía a las 18.30. Allí aprendí a cambiar el aceite, los filtros, el líquido de frenos, a montar un colín, a reparar un carenado, a desmontar un motor, a dejar las motos de los clientes limpias como una patena.
No todo fue un camino de rosas, pero disfruté intensamente de esa experiencia. Aprendí lo que es tener un oficio, a cumplir un horario y a disfrutar del concepto "fin de semana". Pero lo mejor, sin duda, es que me sentí más cerca que nunca de mi padre.
Pero no son los sentimientos lo que traen hasta aquí. Bueno, al menos, no es la principal excusa. El objetivo de este artículo es ofrecerles un pedacito de realidad en forma de nómina. Hablar de 1989 es hablar de la peseta. Hablar de aquel verano de 1989 es hablar de mi primera nómina como aprendiz. Aquí les dejo la foto:
La foto se corresponde con la nómina del mes de julio de 1989. Mi primera nómina. Evidentemente, las cifras son en pesetas. Y vaya cifras. Todo un mes por 21.735 pesetas (Líquido a percibir) -22.690 pesetas en bruto-. ¿Al cambio? ¡Poco más de 120 Euros! Poco más hay que decir. Bueno sí, a ver quién encuentra una definición mejor de inflación.
Pablo J. Vázquez es Doctor en Economía y especialista en Value Investing. Si estás interesado en la Bolsa y el Value Investing, puedes consultar todos los artículos del autor en su blog Value Street. Puedes suscribirte aquí para no perderte futuros artículos. También puedes seguirle en Twitter.