A pesar de la complicada situación de España, que se encuentra al borde del rescate total, la economía ha logrado mantener su nivel de competitividad mundial. Así, permanece por segundo año consecutivo en el puesto 36 del ranking que elabora el Foro Económico Mundial, que compara el grado de competitividad de 144 economías y que vuelve a estar encabezado por Suiza y Singapur.
En el caso de España, el Informe de competitividad global 2012-2013 destaca que, "a pesar de su muy delicada situación macroeconómica y las bien sabidas dificultades de su sistema bancario que restringen el acceso a financiación a las empresas locales", España logra mantener el puesto 36 que ocupaba el año anterior, tras situarse en el 42 hace dos años.
Décimo peor país en control del déficit
La institución se basa principalmente en doce pilares para evaluar la competitividad de 144 economías. Instituciones públicas, infraestructuras, situación macroeconómica, nivel de educación, eficiencia en los diferentes mercados, preparación tecnológica e innovación son los principales apartados que analiza que a su vez se dividen en múltiples subíndices.
España sale muy mal parada principalmente en dos pilares: la eficiencia de los mercados laborales (ocupa el puesto 108 con una puntuación de 3,98) y la situación macroeconómica (sitúa al país en el puesto 104 de las 144 economías analizadas).
En cuanto al entorno macroeconómico, se considera importante la estabilidad tanto para las empresas como para la competitividad global de un país. Con una deuda y un déficit abultado, la inestabilidad macroeconómica española es patente. El Gobierno no puede proporcionar servicios de manera eficiente si tiene que hacer frente a altos intereses para pagar sus deudas pasadas.
Dentro de este pilar, el informe señala a España como el décimo peor país del mundo en control del déficit, ocupando el puesto 135 entre los 144 países analizados, mientras que ocupa el 112 en cuanto a control de la deuda pública.
Por otro lado, el informe apunta que, a pesar de haberse registrado una ligera mejoría, el mercado laboral español continúa siendo muy rígido (ocupa el puesto 108), aunque destaca que "las recientes reformas estructurales, tanto en el sistema bancario como en el mercado laboral, deberían contribuir a afrontar estas debilidades una vez que se implementen". En cuanto a la flexibilización en la determinación de salarios y en las facilidades de contratación y despido, España se sitúa en el puesto 129.
Muchos son los factores que el informe destaca como problemáticos para hacer negocios en España. El acceso a la financiación es el principal motivo seguido de la restrictiva regulación laboral y los extremadamente largos procesos burocráticos.
Dentro del pilar que analiza la eficiencia en los mercados de bienes, España vuelve a suspender. Destacan negativamente dentro del pilar tres indicadores:
- Alcance y efectos de los impuestos (111)
- Procedimientos para abrir un negocio (110)
- Días para abrir un negocio (97)