El Gobierno, siempre reacio a calificativos grandilocuentes tanto para bien -véase tras los acuerdos del último y decisivo Consejo Europeo- como para mal -por ejemplo, cuando la prima de riesgo estalló la barrera de los 600 puntos-, admite que hoy se la juega. Desde hace semanas, meses, se prepara la cumbre, que rompe el formato tradicional para convertir la visita de Angela Merkel a Madrid en un evento diplomático-empresarial nunca antes preparado en la era Rajoy.
Prácticamente todos los departamentos clave están implicados. Se celebrarán dos actos paralelos en el complejo de la Moncloa: un encuentro empresarial hispano-alemán al más alto nivel y el decisivo despacho del presidente con su homóloga alemana, de la que se esperan mensajes concretos de apoyo tanto a las reformas emprendidas por España como a la irreversibilidad del euro.
Madrid y Berlín llevan días enviándose papeles para preparar la reunión. El Ejecutivo busca el convencimiento sin margen de duda de la canciller de que puede confiar en España, lo que se traduzca en una llamada al Banco Central Europea para que compre deuda. Y, en línea, Rajoy intentará demostrar que cumple con los compromisos adquiridos con Bruselas, paso previo para seguir negociando las condiciones a la hora de pedir "la ayuda", o rescate en la jerga periodística. De hecho, se insiste, es en la hoja de obligaciones donde está la clave del galimatías: "No pueden ser excesivas porque nos ahogaría. Nosotros no somos Grecia, la situación de España es infinitamente mejor", se asegura desde el Gobierno.
Un paso en falso, reconocen, podría desencadenar una escalada de incertidumbre que llevara a los indicadores a vestir de rojo y a la prima de riesgo a volver a repuntar. Por eso nada puede fallar, se dicen. El borrador de Moncloa sobre el encuentro empresarial deja a las claras la envergadura de lo que se persigue: uno de los fines, dice el texto, es "apoyar el euro como instrumento esencial en el contexto europeo". De las conclusiones debe desprenderse "la contribución que España está haciendo para resolver la actual crisis de la moneda única, a través de iniciativas como la política de consolidación y ajuste fiscal en todos los niveles del sector público, así como la implementación de reformas estructurales y la eliminación de trabas a la actividad empresarial".
La CEOE, el Consejo Superior de Cámaras, la Cámara de Alemania en España y las organizaciones empresariales alemanas BDI, cuyo presidente Hans Peter Keitel tomará la palabra, y DIHK han participado activamente. Los temas de discusión serán los siguientes:
- Relaciones bilaterales hispano alemanas. El euro será "factor determinante".
- Experiencias de éxito de inversores alemanes y españoles.
- La formación profesional y la I+D+I como motores de la competitividad.
- Europa como plataforma de negocios.
Alemania tiene invertidos en la actualidad más de 30.000 millones de euros y las empresas instaladas en suelo patrio generan más de 20.000 empleos. Pero el Ejecutivo cree que hay más margen de maniobra. Se firmará un gran acuerdo entre ambos países.
El momento más interesante, en el transcurso de la cumbre, llegará cuando Merkel pueda preguntar directamente a los empresarios españoles sus dudas. Pero incluso en las formas se denota que no estamos ante una visita internacional más: la Oficina de prensa de Moncloa abrirá a las siete de la mañana y para la fotografía de Rajoy y la líder alemana, por ejemplo, se requiere estar dos horas. Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, no se anduvo por las ramas ante los micrófonos de esRadio: "Es muy importante para el Gobierno, los españoles, y también para Alemania".