"Quiero que Grecia siga formando parte de la Eurozona". La frase pronunciada por la canciller alemana durante la visita del primer ministro griego, Andonis Samaras, a Berlín, encuentra cada vez más voces en contra en su país y en su propio partido. Coincidiendo con la visita de Samaras a Alemania, numerosas voces relevantes dentro de la CDU de Merkel y su partido hermano, la CSU, han dicho que el lugar de Grecia está fuera del euro poniéndole incluso fecha.
El más explícito ha sido el secretario general de la CDU, que en una entrevista en el Bild am Sonntag ha dicho que, en su opinión, la salida de Grecia del euro "no tiene marcha atrás". "Veo a Grecia fuera del euro en 2013", ha sentenciado Alexander Dobrindt.
Sus palabras han levantado ampollas en el Gobierno alemán. El ministro de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, ha llegado a declarar que "el acoso contra algunos países del euro por cálculos políticos debe terminar". Pero el caso de Dobrindt no es ni mucho menos el único. El líder del grupo parlamentario de la CDU, Volder Kauder, ha afirmado también estos días que la salida del euro se hará necesaria si hay "grandes posibilidades de un contagio" en la eurozona. Thomas Silberhorn, el portavoz de Asuntos Europeos de la CSU en el Parlamento alemán, ha sentenciado que "un país que no puede competir en la Eurozona, está mejor fuera" y que no es momento de "especular" sino de actuar, mejor "después de la temporada turística". Y el ministro de Economía de Baviera, Markus Söder, también de la CSU, ha llegado a advertir de que si no se corta a tiempo "la cuerda" de la que pende Grecia, "Alemania también estará en peligro".
En el debate, cada vez más encendido, empiezan a ser pocos los que secundan a la canciller cuando afirma que su intención es que Grecia siga en el euro. La razón, que muy pocos creen ya que el gobierno griego vaya a acatar lo que Merkel y Hollande le han exigido estos días como condición a sus peticiones de flexibilidad. Grecia, mientras, sigue pidiendo "tiempo".