El ministro austriaco de Asuntos Exteriores y vicecanciller, Michael Spindelegger, ha reclamado la creación de un mecanismo permanente a nivel europeo que permita expulsar a los países miembros de la unión monetaria que no respeten sus compromisos.
"Necesitamos encontrar una forma que nos permita expulsar a un país de la eurozona", asegura Spindelegger en una entrevista concedida al diario austriaco Kurier, en la que apunta que este mecanismo se utilizaría para aquellos países que "no respeten sus compromisos".
Preguntado por si con estas palabras se estaba refiriendo a Grecia, el también líder del partido conservador austriaco únicamente afirmó que si esta opción hubiera estado ya en marcha "se habrían tenido que sacar conclusiones".
Respecto a la situación de España, recalca que el país ha sufrido el estallido de una burbuja inmobiliaria, pero no ha hecho creer a sus socios europeos otra cosa, en referencia al hecho de que Grecia manipuló sus cifras económicas para poder entrar en el euro.
Asimismo, señala que el proceso para llevar a cabo la puesta en marcha de una medida de estas características llevaría fácilmente unos cinco años, ya que implicaría un cambio en los tratados de la Unión Europea.
En su opinión, este plazo no es demasiado tiempo para salvar el euro, porque el mero esfuerzo por modificar el tratado elevaría la confianza, al mismo tiempo que afirmó que una idea de estas características contaría con el apoyo de países como Alemania, Luxemburgo, Finlandia o Países Bajos.
"Necesitamos encontrar una forma que nos permita expulsar a un país de la eurozona", asegura Spindelegger en una entrevista concedida al diario austriaco Kurier, en la que apunta que este mecanismo se utilizaría para aquellos países que "no respeten sus compromisos".
Preguntado por si con estas palabras se estaba refiriendo a Grecia, el también líder del partido conservador austriaco únicamente afirmó que si esta opción hubiera estado ya en marcha "se habrían tenido que sacar conclusiones".
Respecto a la situación de España, recalca que el país ha sufrido el estallido de una burbuja inmobiliaria, pero no ha hecho creer a sus socios europeos otra cosa, en referencia al hecho de que Grecia manipuló sus cifras económicas para poder entrar en el euro.
Asimismo, señala que el proceso para llevar a cabo la puesta en marcha de una medida de estas características llevaría fácilmente unos cinco años, ya que implicaría un cambio en los tratados de la Unión Europea.
En su opinión, este plazo no es demasiado tiempo para salvar el euro, porque el mero esfuerzo por modificar el tratado elevaría la confianza, al mismo tiempo que afirmó que una idea de estas características contaría con el apoyo de países como Alemania, Luxemburgo, Finlandia o Países Bajos.
Más consecuencias negativas que ventajas
Por su parte, el canciller austriaco, Werner Faymann, ha emitido posteriormente un comunicado en el que asegura que las consecuencias negativas que tendría expulsar a un país de la eurozona superarían "con creces" los beneficios que podría tener para un país individual.
"No puedo recomendar una expulsión, asegura el líder del partido socialdemócrata, quien también recuerda que esto necesita cambios en el Tratado de la UE que requerirían el apoyo popular en una votación y que la UE y los estados miembros han estado tomando medidas para proteger y estabilizar la moneda común durante la crisis económica y financiera.
"Si los gobiernos de la zona del euro deciden no conceder ayudas a un país miembro, éste se vería de facto obligado a abandonar la unión monetaria. Una bancarrota de un país del euro tendría consecuencias imprevisibles para el conjunto Europa, y también para Austria, por lo que no es de nuestro interés", incide.
"No puedo recomendar una expulsión, asegura el líder del partido socialdemócrata, quien también recuerda que esto necesita cambios en el Tratado de la UE que requerirían el apoyo popular en una votación y que la UE y los estados miembros han estado tomando medidas para proteger y estabilizar la moneda común durante la crisis económica y financiera.
"Si los gobiernos de la zona del euro deciden no conceder ayudas a un país miembro, éste se vería de facto obligado a abandonar la unión monetaria. Una bancarrota de un país del euro tendría consecuencias imprevisibles para el conjunto Europa, y también para Austria, por lo que no es de nuestro interés", incide.