Los bancos que operan en España pidieron en julio al Banco Central Europeo (BCE) 402.185 millones de euros, un nuevo récord desde que el Banco de España proporciona estos datos, en enero de 1999-, que eleva un 10% lo que solicitaron un mes antes y multiplica por siete las peticiones del año anterior.
Según los datos del Banco de España publicados este martes, las peticiones netas de los bancos españoles al BCE -la diferencia entre las peticiones de financiación y los depósitos-, se elevaron a 375.549 millones de euros, el 11,3% más que en junio. Hace un año, en junio de 2011, la deuda neta de la banca española con el BCE era de 52.053 millones de euros.
Los depósitos de los bancos españoles ante le organismo europeo, por el contrario, se redujeron en julio hasta 26.636 millones de euros desde los 27.792 de junio, aunque representan cinco veces más de lo que dejaron en custodia en julio de 2011, algo más de 5.100 millones de euros. El conjunto de entidades que operan en la zona del euro pidieron al BCE en julio 1,23 billones de euros, el 2,5 % más que un mes antes.
Las peticiones de la banca española al BCE supone el 32% del total solicitado por las entidades, lo que triplica el peso que las entidades españolas tienen, en función de sus activos y de sus pasivos, en el conjunto de la banca europea, que es del 10% según indican las estadísticas del balance agregado de las instituciones financieras monetarias de la zona del euro, excluidos los bancos centrales.
Durante el verano de 2010 las peticiones de las entidades financieras españolas se dispararon hasta alcanzar un máximo de 131.891 millones de euros en julio. A partir de entonces, y hasta mediados de 2011, la tendencia fue moderadamente bajista, de modo que en abril las peticiones alcanzaron un mínimo anual mensual de 42.227.
Sin embargo, a partir de mayo del año pasado las crecientes dificultades de la banca española para acceder al crédito por la desconfianza de los mercados hacia la economía española y los problemas de los países periféricos del euro se han dejado notar en la dependencia de la banca española frente al BCE.