Alberto Recarte ha acudido a Es la Noche de César, de esRadio, a resolver las dudas de los oyente en una jornada clave para la economía española. Estas son algunas de sus respuestas más relevantes.
- ¿Qué ha dicho Draghi hoy? ¿Va a comprar deuda pública o no? ¿Tendrá que pedirlo España?
- La idea de Draghi es que para salvar el euro España tiene que ser intervenida. Esas declaraciones extemporáneas de la semana pasada que hicieron pensar que se iban a suavizar las condiciones de financiación para España e Italia han sido malinterpretadas. Eran unas palabras dirigidas al conjunto de los inversores y la zona euro. Sabía que hoy no iba a poder tomar ninguna decisión sobre la compra de deuda pública y lo que ha hecho es forzar una situación de desilusión. Creo que el BCE y la Comisión Europea han decidido que la forma de salvar el euro es que los países que se encuentran en la situación más débil, sobre todo España, pidan el rescate. Y creo que Draghi ha querido hacer diferencias entre España e Italia. La respuesta que han dado Monti y Rajoy a la pregunta de si van a pedirlo o no es muy significativa. Porque Rajoy ha dicho que no lo pedirá y Monti que quizá. Eso significa que España va a tener que pedirlo e Italia no lo va a pedir. El mensaje de Draghi y Monti a los políticos italianos es que España, haciendo reformas más profundas que Italia, va a ser intervenida. Somos la moneda de cambio.
No va a ser un rescate como el griego. Serán rescates parciales. Tampoco la cantidad de dinero que hace falta es tan fuerte como el de esos países, pero es muy probable que los 100.000 millones que necesita todavía colocar España en el mercado a partir de agosto no los pueda conseguir y tenga que pedir la ayuda europea. Hemos entrado en esa fase. En cualquier caso, la estrategia o la conspiración de Draghi consiste en convencer a España para que pida el rescate y frene la contaminación a la zona euro. A esta estrategia hay que sumar la posición del FMI.
- ¿Qué ha querido decir Rajoy con los "aspectos positivos" en las palabras de Draghi?
- Rajoy no ha podido ver aspectos positivos absolutamente en nada. Ha sido una respuesta política. Le han colocado en una situación imposible, aunque también debo decir que si los resultados del déficit en los primeros meses del año no hubieran sido tan desastrosos tendríamos una situación muy diferente. Tenemos la situación que tenemos porque el Gobierno no es capaz de controlar el déficit publico.
Draghi sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Todo ha sido una preparación: las declaraciones de la semana pasada, la euforia... para a continuación decir que va a haber medidas porque se trata de salvar el euro. Pero eso pasa por pedir el rescate.
- ¿Qué mensaje debería dar Rajoy ante esta situación?
- Ya no depende de Mariano Rajoy. Una parte sí depende: el Gobierno sigue con su asignatura pendiente, el control de ingresos y gastos públicos. Pero hemos perdido unos meses preciosos: la política tributaria ha sido errónea desde el principio y es evidente que no está controlando a las autonomías. Es un conflicto político de primer orden. Estamos resolviendo algunos de los problemas fundamentales en la situación económica, con una balanza por cuenta corriente que nos acerca a la situación irlandesa, pero en lo político estamos cada vez más cerca de Grecia. Y al final lo político terminará por contaminar a lo que de bueno estamos consiguiendo.
- ¿A qué se debe la fuga de capital extranjero? ¿Deberíamos sacar nuestros ahorros de España?
- No ha habido una huida de capital sino una sustitución de a quién debemos el dinero. Hay 100.000 millones o más que no se deben ya a fondos de pensiones extranjeros ni a particulares extranjeros sino que se deben al Banco Central Europeo. La deuda de los bancos españoles con el BCE supera ya los 400.000 millones, probablemente esté ya en los 450.000. Eso es lo que hay que explicar: que no es que el capital haya salido, sino que ha cambiado de manos. Los privados no nos prestan y la única vía que tienen para financiarse es el BCE. Las cuentas, en general, de los bancos españoles en el primer semestre han sido espectacularmente buenas si se descuentan las provisiones. Y en parte han mejorado porque están pagando por su deuda un 1% en lugar de un 3%, un 4% o un 5%.
Sobre los ahorros, igual que siempre he dicho que no hay que sacarlos, también digo que hay que ser prudentes. La situación del euro se complica todavía más después de la reunión del BCE. Estamos en uno de esos momentos límite que yo pensaba que nunca iban a llegar pero han llegado. Probablemente no hay por qué sacarlo, pero sí es prudente invertir en valores extranjeros: renta fija, acciones, que permitan equilibrar los riesgos.
- El dato del mes de mayo es espectacularmente bueno. Significa que están creciendo las exportaciones y reduciéndose las importaciones. Significa que la economía ha dejado de necesitar endeudarse todavía más para mantenerse donde está. Si este dato se mantuviera, lo único que necesitaría la economía española es refinanciarse, no aumentar la financiación. Lo que necesita de más el Estado es lo que necesita de menos el sector privado. Hay una compensación, por eso el dato es tan importante.
- ¿Qué instrumentos reales tiene el Gobierno para meter en vereda a las CCAA?
- El mejor de los instrumentos es terminar con el programa de concesión de liquidez, sobre todo las que manifiesten que no van a cumplir, y dejarlas que suspendan pagos. Lo mejor que puede hacer es no intervenir, y dejar a las autonomías catalana o andaluza que se las arreglen como puedan. Yo creo que hay que dejarlas solas. El segundo instrumento es el artículo 155, que permite intervenir y que es la primera vez que se menciona, y en tercer lugar existe la Ley de Estabilidad, que obliga a cumplir. Lo que pasa es que es un mecanismo muy lento, que podría demorarse ocho meses. Lo mejor es abocarlas a las consecuencias de sus propias acciones.
- ¿Hasta cuándo va a durar la crisis?
- Es tan complicada y tan dura como la del 29. Esa duró diez años. Esta empezó en 2007, por lo que lo lógico es que queden cinco años que no tienen por qué ser tan duros como estos. Estamos en lo peor de la crisis. Cuando digo diez años, digo que se hayan saneado por completo el Estado y las empresas, y que el empleo no esté en una situación tan dramática.