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Merkel y Hollande harán "todo lo que haga falta" para salvar al euro

La canciller alemana y el presidente francés lanzan un mensaje casi idéntico al de Draghi. El ministro alemán de Finanzas también lo avala.

Alemania, Francia y el Banco Central Europeo harán "todo lo necesario" para salvar el euro. Al menos eso es lo que han declarado en los últimos dos días sus responsables. Tras una semana de absoluta locura en los mercados, en la que los países periféricos, especialmente España, han estado al límite del colapso, los grandes de Europa han salido a la palestra para defender la moneda única. Ahora sólo falta por ver cómo se articula ese deseo y, sobre todo, si es suficiente para salvar el proyecto europeo.

Si este jueves fue Mario Draghi, presidente del BCE, el que aseguró que haría "todo lo necesario" para mantener la moneda única, el viernes llegaba el turno para François Hollande y Angela Merkel. El presidente galo y la canciller alemana hablaban por teléfono, con España como primer tema de la agenda. Y su mensaje era casi idéntico al del italiano: están decididos a hacer "todo lo que haga falta" para proteger la zona euro. Es más, incluso Wolfgang Schäuble, el ministro alemán de Finanzas y abanderado del sector más duro del Gobierno germano, avalaba las palabras de la víspera de Draghi y confirmaba su compromiso con los países periféricos.

Las contrapartidas

Las declaraciones de Draghi y de los dos líderes de las locomotoras europeas han calmado a los mercados. De esta manera, ya el jueves el Ibex subía más de un 5% (algo similar a lo que ocurrió en otras bolsas europeas) y la prima de riesgo española caía más de 50 puntos. Este viernes, se mantenía la euforia, con el principal índice madrileño por encima del 3% y la prima acercándose a los 530 puntos (llegó a rondar los 650).

La interpretación de los inversores es que Alemania abrirá la mano y permitirá que el BCE compre deuda pública de los países periféricos de una u otra manera; bien sea con nuevas operaciones excepcionales de financiación a los bancos o con compras directas en el mercado secundario o a través del fondo de rescate. Esto supondría un alivio evidente para España e Italia.

Lo que no se ha destacado tanto es la segunda parte de la intervención de Draghi, Merkel, Hollande o Schüable. Todos han coincidido en que esta ayuda tendrá que estar acompañada de contrapartidas. Por ejemplo, en el comunicado conjunto emitido por los gobiernos francés y alemán, aunque se recuerda que ambos están "profundamente comprometidas con la integridad de la zona euro y decididas a hacer todo lo que haga falta para protegerla", aseguran a continuación que esto exigirá el cumplimiento tanto por parte de todos los estados miembros de la unión monetaria como por parte de las instituciones europeas "de sus obligaciones "en las áreas de su competencia.

Además, Merkel y Hollande también incidieron en la necesidad de que las conclusiones del Consejo Europeo celebrado los pasados 28 y 29 de junio se implementen "con rapidez".

En la misma línea, pocas horas antes, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble celebraba el compromiso de Draghi, pero advertía que "la condición previa es que los políticos también adopten y pongan en marcha las medidas necesarias para superar la crisis financiera y de confianza".

Es decir, que tanto Schaüble como su jefa han decidido dar algo de margen a Mariano Rajoy o Mario Monti, pero con una advertencia, sólo a cambio de que estos hagan las reformas necesarias para devolver a sus países al camino de la competitividad y del equuilibrio presupuestario. En realidad, ésta es la lucha que se desarrolla desde hace tres años en la Eurozona. Por un lado, los Gobiernos del sur piden a los del norte que les presten dinero para mantener a flote sus finanzas públicas. Por otro, Alemania comanda a los que piden que a cambio de ese dinero los periféricos modernicen sus economías y recorten el despilfarro.

Es como una partida de cartas que se juega cada día. Merkel y sus aliados no quieren dar un duro mientras no reciban compromisos claros. Pero tampoco pueden tensar al máximo la cuerda, por temor a que se rompa y una ruptura del euro lleve a un desastre de proporciones inimaginables.

Por otro lado, los países del sur saben que a nadie le interesa la ruptura del euro. Pero una actitud muy cerrada puede acabar cansando a Berlín o Helsinki. Y los más perjudicados de volver a la peseta o la lira serían ellos mismos. Grecia lleva más de tres años incumpliendo sus obligaciones y en Bruselas y Berlín ya se ve al país heleno como un caso perdido. Nadie quiere acabar igual.

La intervención

En cualquier caso, la intervención del BCE es cada vez más probable, aunque el modo es una incógnita. El diario francés Le Monde asegura que la institución podría comprar bonos en el mercado secundario al mismo tiempo que el fondo de rescate (EFSF) lo haría en el mercado primario, es decir, en las subastas del Tesoro.

Eso sí, también hay que tener en cuenta la reacción del Bundesbank, el banco central de Alemania, que también este viernes ha ha insistido en que es "problemático", ya que crea falsos incentivos para los países, porque les permite no acometer las reformas necesarias. Sin embargo, ha dicho que lo que no tiene problemas es que el fondo de rescate, el FEEF, compre bonos. Esta opción, sin embargo, requiere que el país que quiera utilizar esta herramienta pida formalmente la ayuda. Un portavoz del banco central alemán señaló que la concesión de una licencia bancaria al fondo de rescate europeo sería fatal al significar una financiación, de hecho, de los gobiernos, algo prohibido por los tratados comunitarios.

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