Aitor Martínez, que es investigador en Ciencias Políticas y experto en Derecho Internacional, se opone a reducir el gasto público en esta crisis: "Evidentemente, desmantelar los servicios públicos no parece que sea la solución, por lo que parece recomendable volver a centrar los esfuerzos en conseguir ingresos públicos suficientes para sufragar nuestro más ansiado tesoro: el Estado del Bienestar".
Ante todo, independientemente de que desmantelar los servicios públicos pueda ser la solución, o no, lo evidente es que no es el problema, por una razón muy clara: nadie quiere hacerlo. Ningún político, ningún gobernante, ninguna autoridad de ningún país del mundo quiere desmantelarlos. Más bien, al contrario.
Después de inventarse un problema que no existe, don Aitor lo aborda de una manera notable: recomienda subir los impuestos para pagar el Estado del Bienestar, "nuestro más ansiado tesoro".
No olvidemos que estamos ante un investigador en Ciencias Políticas, no ante cualquier ignorante. Pero no tiene la más mínima cautela a la hora de definir lo que es nuestro. Simplemente asegura que el Welfare State es nuestro. Pero ¿cómo lo sabe?
Dirá usted: hombre, la mayoría de las personas apoya el Estado del Bienestar, y no quiere que se reduzca ni recorte: por eso los políticos secundan y alimentan a esa mayoría. Es verdad, pero al mismo tiempo la mayoría de las personas no quiere pagar más impuestos sino menos. La conclusión es que cuando los ciudadanos definen lo que es suyo, lo tienen muy claro: si no queremos pagar más impuestos es porque consideramos que nuestro dinero es nuestro. Pero si también queremos el Estado del Bienestar, entonces lo que queremos es que lo paguen otros.
Esta contradicción es típica del intervencionismo estatal. Uno pensaría que un experto en Ciencias Políticas le prestaría algo de atención antes de apresurarse a lagrimear sobre la financiación de un supuesto tesoro nuestro que nosotros no queremos pagar...