Justo una semana después del Consejo Europeo, el mensaje clave del Gobierno volvió a ser el de llamar a la calma, pero sin concretar ninguna reforma dirigida a relajar los mercados. Vendrán el viernes próximo, confirmó una fuente autorizada, y el miércoles habrá anuncios clave en el Congreso. Pero, en el presente, la situación era ya insostenible cuando Mariano Rajoy convocaba a primera hora el Consejo de Ministros, con todos los indicadores de la solvencia de España, prima de riesgo y bono a diez años, disparados.
El Ejecutivo quiso lanzar públicamente la idea de que, pese a la situación extrema, el país no está al borde del precipicio. Dice ser consciente de que el contexto es muy complicado, la crisis dura y profunda, pero insiste en no dejarse llevar por fotografías del momento, sino en mantener "la cabeza fría" y en seguir con la senda marcada. En privado sí se escuchan voces de desaliento.
"Tengan la total y absoluta seguridad de que España hará todo lo posible y superará la crisis económica por la que estamos pasando en estos momentos. Y también que su Gobierno hará todo lo posible para que también Europa haga todo lo posible para que entre todos podamos superar esta crisis económica", respondió el presidente, menospreciando los números rojos que asomaban de la Bolsa. Lo hizo en la inauguración del Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), en el que se mostró tranquilo aunque no quiso atender en ningún momento a los medios.
Pocos minutos después, su número dos daba la cara ante los periodistas al término del Consejo de Ministros. Su discurso esencial: un "horizonte de tranquilidad" porque, dijo, hay que tomarse con "serenidad" las subidas y bajadas en los mercados, ya que lo acordado en Bruselas tendrá repercusión a medio y largo plazo y, por lo cual, hace falta esperar.
Soraya Sáenz de Santamaría no quiso atacar en ningún momento a Mario Draghi, responsable del Banco Central Europeo. Pero hay un enfado considerable en el Ejecutivo, por no decir total. "Podría haber dicho y hecho más, podría haber lanzado un mensaje de confianza en España y en Italia, pero decidió convertirse en el hombre de hielo", analizó un alto cargo popular.
En privado, no pocos ministros admiten que lo que esperan socios europeos y organismos como el Fondo Monetario Internacional es que se actúe ya, sin demora. Que se ponga negro sobre blanco el tijeretazo que el lunes avanzó Rajoy, pero del que a esta hora se conocen solo rumores pero ni una sola confirmación. Algunas voces hablan, incluso, de que esta estrategia se está demostrando "errónea", si bien desde Moncloa se replica que se están ateniendo al calendario y que las medidas estarán aprobadas antes del mes de agosto.
Aún más, el próximo miércoles, en el marco del debate parlamentario en el que Rajoy dará cuenta de cómo transcurrió la última cumbre europea, esbozará el programa de reformas venidero. No se confirma si avanzará los ajustes más impopulares, como la subida del IVA o la reducción de masa de empleados públicos, pero sí que se darán "mensajes contundentes". Dos días después, el viernes, se aprobará en el Consejo de Ministros.
"El Gobierno va a seguir con el proyecto reformista que le llevó a ganar las elecciones y a iniciar cambios profundos en nuestro país para recuperar la confianza", declaró la vicepresidenta, tomando como punta de partida la consolidación fiscal. "Van a venir más reformas. Son imprescindibles para que se empiecen a solucionar los problemas", agregó.
Pero, ¿qué reformas? A la número dos se le preguntó con insistencia, pero se ciñó a la realidad de que el Gobierno no anuncia medidas sino que las toma. Tampoco quiso confirmar o desmentir las muchas informaciones periodísticas publicadas: "Si contestara a todo lo que sale no haría otra cosa. Adoptamos medidas y las anunciamos cuando están bien estudiadas, es para lo que trabajamos", dijo. Sí se refirió a los ajustes que se están anunciando estos días en Italia -un recorte de 26.000 millones de euros-, si bien lo hizo para poner el acento en que, en los Presupuestos de 2012, el español ya recortó 27.000.
En el único sentido en el que apretó las tuercas una vuelta más fue a la hora de exigir a las Comunidades Autónomas que no se salgan del camino: "Tienen que acelerar algunas cuestiones y cumplir mejor con su estrategia de consolidación fiscal", apuntó sin medias tintas. La tarta administrativa, argumentó, tiene en las regiones el mayor número de porciones, y tiene sí o sí que reducirse.
Un nuevo viernes negro con un Gobierno que, asegura, está trabajando, como se verá en los próximos Consejos. Rajoy volverá a comparecer este mismo sábado, en la clausura del campus de FAES. "Es lógico que haya temor porque la situación no es fácil, pero los ciudadanos tienen que tener fe en el Gobierno porque sabemos lo que hay que hacer", se aseguró desde círculos gubernamentales. Sin reformas planteadas, solo queda el mensaje de la vicepresidenta de que "hacen falta más y van a venir".