La Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) publicó hace escasas fechas los datos del déficit de la administración central correspondientes al mes de mayo. Como ya se difundió ampliamente en los medios, éste ascendió al 3,41% del PIB, muy cerca del total previsto para todo el año. El Gobierno matizó estos pésimos datos defendiendo que se debían a un incremento de las transferencias a CCAA, Seguridad Social y corporaciones locales (CCLL) para dotarlas de liquidez.
Analizando los datos que presentó la IGAE se ve claramente que las transferencias a que se refirió el Gobierno han aumentado con fuerza respecto a 2011 (5.638 millones). Si vamos a los datos disponibles de la Seguridad Social y CCAA podemos intentar ver cuál puede ser la situación real excluyendo este efecto.
- Empezando con las CCAA, disponemos sólo de datos hasta el 31 de marzo, y hasta esa fecha, sin contar incremento en las transferencias, las CCAA habrían tenido un déficit de 1.247 millones menor. Sin embargo, y después del varapalo del último trimestre del pasado año, durante el que afloró el grueso del déficit, estas cifras hay que tomarlas con mucha precaución.
- La Seguridad Social, sin contar igualmente el incremento de transferencias, ha tenido hasta el mes de mayo, extrapolando algunos pequeños datos que aún faltan por publicar, un déficit 2.126 millones mayor.
- Finalmente el Estado, sin contar el incremento de transferencias, ha tenido un déficit 2.872 millones mayor.
- Desconocemos los datos de las corporaciones slocales (CCLL), aunque se puede extrapolar una evolución similar a la del pasado año sin mucho temor a equivocarnos, ya que tampoco se ve una diferencia muy significativa en la evolución de la deuda que publica el Banco de España, con un aumento en el primer trimestre de 1.440 millones.
- En la misma situación de falta de información nos encontramos con las empresas públicas. Sólo sabemos que la deuda ha disminuido ligeramente (-811 millones), por lo que se puede llegar a la conclusión de que el déficit atribuible a estas empresas debe estar mejorando, aunque son cantidades en todo caso pequeñas.
Luego, con los datos disponibles, el déficit no sólo no parece estar disminuyendo, sino que está aumentando ligeramente. Para comprobar lo que está ocurriendo podemos ver la evolución desglosada de ingresos y gastos.
Gasto público
En cuanto a las partidas de gastos, se ve una fuerte moderación en el gasto por parte de las CCAA, que hasta el 31 de marzo han disminuido sus gastos en 2.937 millones, fundamentalmente por menores transferencias corrientes (se entiende que a familias y empresas sobre todo), menores inversiones y menores gastos corrientes. Hay que recordar que buena parte del gasto puede estar retrasándose a otros trimestres, por lo que una vez más hay que avisar de que este fuerte control del gasto hay que tomarlo con mucha precaución. También es bastante extraño que si realmente las CCAA han estado en leve superávit en el primer trimestre, sin embargo hayan tenido que incrementar su deuda, como informa el Banco de España, en 5.035 millones durante ese período, aproximadamente la misma situación que en el primer trimestre de 2011.
La Seguridad Social sigue con una dinámica de fuerte expansión del gasto debido a cuestiones puramente demográficas y de actualización de pensiones, a pesar de los evidentes esfuerzos realizados en otras partidas como las prestaciones por incapacidad temporal (enfermedad) o los gastos corrientes. Los gastos totales hasta mayo suben 1.347 millones (las pensiones 1.541 millones).
Los gastos de la administración central suben 1.390 millones. Los gastos de personal crecen ligeramente, los corrientes y las inversiones bajan, y la casi totalidad de la subida hay que achacarla al incremento de los gastos financieros (intereses de la deuda), que aumentan en 2.798 millones.
Ingresos públicos
En cuanto a los ingresos de las administraciones públicas nos encontramos con una situación de debilidad general que contrasta con el optimismo del Gobierno en el cuadro macroeconómico que presentó hace sólo tres meses.
La fortísima destrucción de empleo que padecemos hace ya tres trimestres ha pasado factura a la Seguridad Social, que ha ingresado hasta mayo por cotizaciones 669 millones menos que en 2011.
Los ingresos por impuestos, para el conjunto de las administraciones, han caído 3.412 millones hasta el mes de mayo. Sólo en ese mes el descenso ha sido de 1.335 millones. Ni siquiera tomando ingresos homogéneos la situación deja de empeorar, pues los ingresos descienden hasta mayo 1.191 millones. Parece que el incremento previsto de 12.200 millones es una auténtica quimera a día de hoy, a pesar de las fuertes subidas de impuestos
La causa, desde luego, es el brusco debilitamiento de la economía española, que ha echado por tierra los intentos de aumentar la recaudación mediante las subidas de impuestos. Aunque diversos economistas, al conocer los datos de recaudación de mayo, lo han atribuido al efecto descrito por Laffer en su conocida curva (los ingresos al aumentar los impuestos pueden disminuir por la caída de la actividad económica que esas subidas inducen), hay que recordar que la actividad económica ya estaba reduciéndose, y cada vez más rápido, antes de las subidas de impuestos, por lo que esto es imposible de demostrar.
Independientemente de este posible efecto, no es muy probable que la caída de la recaudación se vaya a mantener en el 1,7% en términos homogéneos visto hasta mayo, ya que la recaudación tiene un cierto retraso respecto a la evolución económica y tenemos ya varios datos muy importantes que indican un fuerte debilitamiento de ésta.
- Los datos publicados por la Central de Balances del BdE apuntan a un brusco empeoramiento en las condiciones de negocio de las empresas, ya que han informado de un deterioro en el resultado ordinario bruto de un 6,5% para el conjunto de las empresas españolas en el primer trimestre del año, lo que presionará con mucha fuerza a la baja el Impuesto de Sociedades, y de una caída del 4,2% en el valor añadido bruto, que repercutirá sin duda en la recaudación por IVA.
- Los datos de actividad de los servicios, que han pasado de una reducción del 1,1% en 2011 a una del 4,7% en lo que va de 2012. Es un indicador muy fiable de consumo, y marca sin lugar a dudas una tendencia negativa en la recaudación por IVA e impuestos especiales.
- La actividad de la industria. La facturación ha pasado de crecer un 5,2% en 2011 a reducirse un 2,5% en lo que va de 2012
- La actividad de la construcción. Sigue en tasas fuertemente negativas en lo que va de año, concretamente el 10,6%. La situación empeorará a medida que se vayan terminando obras públicas y apenas haya otras nuevas que empezar, como demuestran los datos de licitación de obra pública, que han colapsado en los últimos meses.
Por lo tanto, lo más probable es que sigamos viendo descensos, y cada vez mayores, en la recaudación en lo que queda de año. Una subida del IVA podría contener algo la sangría, pero desde luego no cambiar la tendencia. Los datos de que disponemos hasta la fecha indican un ligero aumento en la recaudación por IRPF del 0,8% (1,4% en términos homogéneos) y una fuerte caída en el resto de impuestos, aunque en términos homogéneos el de Sociedades sube. Es especialmente llamativo el desplome en la recaudación por IVA, un 7,9% en términos homogéneos.
La interpretación que hace el Ministerio de Hacienda de este hecho es en el sentido de un aumento de la economía sumergida. Sin embargo, si vamos a los indicadores parciales, el hecho queda bastante bien explicado, ya que marcan caídas superiores al 4%, es decir, que la discrepancia es bastante menor. En 2011, por ejemplo, la recaudación por IVA subió un 3,6% mientras que los servicios caían un 1,1% y el valor añadido generado por las empresas un 1,4%, según la Central de Balances. Como se ve, también hubo una discrepancia, esta vez de más de 4 puntos porcentuales a favor de Hacienda, por lo que se entiende que son diferencias hasta cierto punto normales.
Tal vez lo más preocupante de todo sea la evolución del IVA bruto (los ingresos antes de devoluciones), que se desploman un 10,4% en mayo, reflejo claro de la debilidad del consumo.
La conclusión que se puede extraer de este análisis es que salvo fuertes recortes en el gasto público, que es difícil que se produzcan, es ya totalmente imposible que se cumplan los objetivos de déficit. Es más, lo más probable es que el déficit permanezca más o menos en los niveles del pasado año o incluso suba levemente.