Esa majadería del céntimo sanitario que introdujo Gallardón siendo presidente de la Comunidad de Madrid es un engañabobos. Las autonomías pueden establecer recargos en tributos estatales de acuerdo con la ley de financiación de las CCAA. En este caso es un recargo al Impuesto especial sobre hidrocarburos. Los impuestos no son nunca finalistas. En los presupuestos hay partidas de ingresos y partidas de gastos. Hay tributos que pueden considerarse finalistas y que se denominan tasas. El contribuyente paga una tasa al recibir una prestación y contribuye a su financiación. El ejemplo más claro es la enseñanza universitaria que se financia en parte con las tasas que pagan los alumnos y en parte con impuestos de todos los contribuyentes.
Esta forma de hablar forma parte de la demagogia habitual del lenguaje político.
Ahora ya si que van a existir en Asturias los impuestos más altos del mundo a rentas altas.
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