Alemania tiene 10 millones de sus ciudadanos viviendo por debajo del umbral de pobreza.
La esperanza de vida de estos 10 millones ha caído, desde el inicio de la crisis, en nada menos que 2 años.
Los alemanes corrientes se visten mal, comen mal, no tienen acceso a la vivienda en propiedad, pasan frío en invierno...
Esta es la realidad de las políticas alemanas.
Cuanto antes nos marchemos del euro mejor.
Cuando hacía lo correcto alemania Don Jose?, cuando nos llenó de euros obviando todos los riesgos y cometiendo enormes irresponsabilidades credicticias, o ahora que se niega a abrir la manguera del BCE para "activar el crecimiento".
Sí, la barra libre del crédito del BCE a instancias de Alemania y, ojo, a imagen y semejanza de la Reserva Federal americana, llevó a la burbuja. ¿Pero, los españoles (Banco de España, políticos, banqueros y particulares) no son responsables de nada? Los banqueros podrían haber mirado con un poco más de detenimiento a quién le concedían un crédito. El Banco de España podría haber impedido la concesión de créditos inmobiliarios por el 110 de unos valores de tasación ya de por sí inflados (en realidad las tasaciones se hacían a futuro). Los políticos parece que estuvieron encantados de llenarse los bolsillos a manos llenas con comisiones por recalificaciones. El primer impulsor de la burbuja fue el gobierno de Aznar, ese señor al que tanto adoran los liberales de esta casa.
Pero la culpa, ya se sabe, siempre es de los otros. Alemania no debería haber permitido que fluyese el crédito. Así habríamos sido chicos buenos. Ahora, algunos ilusos esperan que Alemania nos libere de nuestro elefantiásico sistema autonómico. Van dados, los problemas tendrán que resolverlos los españoles mismos. Desde fuera no van a resolver nada. Y, en última instancia, lo que Bruselas y Berlín terminarían haciendo sería trocear España. En realidad estamos a dos telediarios de ello. Imagino que Bildu y PNV lo saben y apostarán fuerte por ello. Los catalanes esperarán a ver cómo sale la jugada para plantear inmediatamente después también su independencia.
Ud., deportista de élite, va a una pastelería acompañado por toda su corte de asesores. No hay nadie. Empieza a zamparse los dulces. Nadie le dice nada. Ni el de educación física, ni el de la alimentación, ni el médico. Es más, todos se ponen a comer. Y así varios años.
Se ponen enfermos para morir.
Pero la culpa es de los dueños de la pastelería que cebaron la bomba.
Ni la ministra de vivienda, ni Mafo, ni los directores de Cajas y Bancos, ni la asociación de promotores. Nada. Nadie se dió cuenta de que sobraban viviendas y que su precio rebasaba la insensatez.
Los malos son los otros.
Si se rebajan artificialmente los tipos de interés, inconsecuencia económica, casi delito, juego de los políticos intervencionistas, se debe seguir seleccionando la rentabilidad de la inversión.
Bien, Don José, va usted viendo la luz.
Ya solo le falta no identificar el contubernio entre banqueros y políticos con el liberalismo.
Un liberal que se precie, más aún un libertario, está en contra de un banco de central orquestando un negocio bancario basado en la apropiación indebida y la estafa, que otra cosa no es la reserva fraccionaria.
Con esta argucia los bancos, gracias a un privilegio concedido por los políticos, se apropian del 99% de lo depositado a la vista (apropiación indebida; si lo hace usted con un silo de trigo le caen 4 años de cárcel). Lo robado se utiliza para expandir artificialmente el crédito, devaluando la moneda, robándole a la gente en sus propios bolsillos vía depreciación de la misma.
Mientras sube la marea, los beneficios para los directivos y accionistas; cuando baja, ahí está el banco central, como prestamista de última instancia, imprimiendo dinero de la nada; si baja mucho, ahí está el político ejerciendo la violencia sobre el contribuyente haciéndole cargar con las pérdidas.
Que asco da.
Asumamos que es así; ¿qué hacer entonces? Seguir con la línea de crédito aumentaría la deuda española, ¿no?
Estoy totalmente de acuerdo con Halsey: aquí, en el modelo social de la superpreparación, donde hasta para ser mendigo va a haber que sacarse una licenciatura, resulta que ahora todo el mundo es tontito y la culpa es de otro.
Aquí todo el mundo tenía una formación de la leche para cobrar como se vobraba, pero es un pobrecito proletario para dejar de hacerlo.
Aquí todo el mundo era un superprofesional cuando se cebaba la burbuja, pero un desharrapado merecedor de toda compasión cuando se desinfla.
Y en este escenario donde nadie sabía nada, donde todos éramos tontitos, además, hemos desarrollado un régimen con un reparto de rentas medieval. Con un 25% de paro y otro tanto de empleo basura. Y todavía hay, como nuestro Pepe, quien quiere mantenerlo a toda costa, que estamos en muy mala edad para empezar desde cero otra vez.
La culpa siempre es de los demás. Ya solo nos falta buscar nuestros judíos del momento para echarles la culpa, robárselo todo y repartírnoslo.