Después de tantas especulaciones de unos y otros acerca de la cantidad de dinero que necesita el sistema bancario español para sanearse ya tenemos una cifra, la que nos han proporcionado las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger. Según ambas, la banca española necesitaría entre 51.000 y 62.000 millones de euros para recapitalizarse, una cantidad que, en cierto modo, ya avanzó el Gobierno la semana pasada cuando el PP presentó en el Senado una enmienda a los presupuestos para este año por la cual se autorizaba al FROB a endeudarse en hasta 60.000 millones de euros. A partir de aquí, surgen varias cuestiones importantes.
La primera de ellas es por qué hay que acudir al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para conseguir esta cantidad. En teoría, el FROB podría emitir deuda por esa cantidad que necesita la banca española para recapitalizarse, aunque lo haría, por supuesto, a los tipos de interés que está pagando España en estos momentos por colocar su deuda pública, esto es, por encima del 6%, frente al 2% o 3% al que puede obtener financiación el FEEF en los mercados. De hecho, la idea inicial del Gobierno era no solicitar la ayuda del fondo de rescate europeo, como manifestaron en su momento altos cargos del Ministerio de Economía. Entonces, ¿por qué ahora tenemos que acudir a Europa? O, mejor dicho, ¿por qué Europa nos impone el rescate? Pues muy sencillo, porque lo más probable es que cuando el Ejecutivo hubiera tratado de obtener ese dinero en los mercados para el FROB, estos se habrían cerrado, provocando con ello que España entrara en una situación de insolvencia. En consecuencia, la ayuda que nos presta la Unión Europea para poder sanear nuestro sistema bancario es un rescate con todas las de la ley, diga el Gobierno lo que diga.
En segundo término, dado que, por lo visto, no vamos a necesitar los cien mil millones que la Unión Europea puso a nuestra disposición, sino tan solo el 60% de esa cantidad, ¿por qué tanto empeño en que no compute como deuda ni los intereses que tengamos que pagar formen parte del déficit público? Es cierto que, de actuar como exige la UE incorporando esas cantidades a la deuda y al déficit nuestra posición fiscal empeora, pero no tanto como si lo que necesitáramos fueran los cien mil millones. Pero también es verdad que, con un poco más de esfuerzo en términos de ajuste presupuestario, se podría compensar una parte de ese impacto negativo. Entonces, ¿por qué en el Ministerio de Hacienda no hacen planes adicionales de ajuste para este mismo año, en vez de tener que someternos a lo que ahora nos imponga Europa a cambio de la ayuda? Porque esta claro que ese dinero, por mucho que sea un préstamo, va a venir acompañado de condiciones no solo financieras sino también fiscales. Por tanto, ¿por qué no nos adelantamos ya a lo que parece inevitable y hacemos nosotros el trabajo en vez de que vengan desde fuera a imponernos los deberes?
Por último, dado que vamos a tener que destinar tanto dinero al saneamiento de nuestro sistema bancario, en especial de las cajas de ahorros, ¿por qué no se piden a los gestores de las mismas las responsabilidades pertinentes, en vez de permitirles que se marchen de rositas, como ya lo están haciendo? El Gobierno debería responder a estas cuestiones fundamentales.