Pues claro, la diferencia es obvia, a los esclavos/súbditos/paganinis propios no hace falta ni explicar, ni decir la verdad, ni nada. Basta con subir los impuestos y parasitarlos más. Total, pueden elegir entre parásitos "populares" o parásitos "socialistas", o los distintos parásitos nazis locales.
Pero a los demás tienen que pedirles el dinero y convencerlos, decir la verdad o intentar que no se descubra las mentiras... Y engañar a todos todo el tiempo es como que imposible.
... Lo que es la mente, acabo de pasar por encima de uno de los anuncios de la web, y he leido "curso de sodomización en directo"... Y digo yo, hablábamos de los políticos y los ciudadanos, ¿no?...
Sí, la diferencia es que los mercados saben que se juegan su dinero, mientras que el elector, pardillo, cree jugar con el dinero ajeno y vota a los más ladrones con la ingenua esperanza de que le toque algo del botín; igualico que el gallo Quirico acudía a la boda del tío Perico (¿recuerdan aquel entrañable relato de terror infantil?)
Hay una manera muy rápida de zanjar las controversias económicas; basta con pedir a los discrepantes que inviertan sus ahorros en aquellos sistemas que dicen defender. Si tanto confían en las bondades socialdemócratas y en los estímulos keynesianos, venga, préstenles su dinero, rumbosos. Pero, curiosamente, a la hora de la verdad nadie es tan idiota de apostar por algo que difiera mucho de un liberalismo salvaje subido; cuanto más, mejor. Nadie con dos dedos de frente aventuraría su dinero a las políticas de “crecimiento” socialistas basadas en el gasto público; por algo será.
Como los mercados no pueden mentir ni ocultan espurias intenciones su sentencia es inapelable: a mayor libertad y menor Estado, tanto más se incrementan las probabilidades de desarrollo y crecimiento que garantizan la devolución de la deuda. ¿Por qué seguimos discutiendo ante tan atronadora evidencia?