Ni la mismísima película La red social lo hubiese retratado mejor. Un grupo de jóvenes se encierran en un chalet durante seis meses para crear su proyecto. El dinero para empezar lo han conseguido de sus propios compañeros de master y, como sucede con todas las grandes ideas, al principio todo el mundo auguraba que no iba a funcionar.
Así comienza la historia de Favmonster, una startup española que funciona como una plataforma social para compartir contenidos de internet. Favmoster está integrado en el navegador del usuario y con solo un arrastre de ratón le permite guardar o recomendar ese enlace a sus contactos. Juan Marí es uno de sus creadores y, en una entrevista a Libre Mercado, hace un repaso por la evolución de un negocio que, en menos de un año, ha logrado captar a 1.200 adeptos.
P: ¿Qué es Favmonster?
R: Lo que más nos cuesta es explicar el concepto porque es algo nuevo. Es un híbrido entre una red social y una herramienta de navegación. Muchos lo han definido como una mezcla entre Facebook y Google, pero esto tiene muchos matices.
El objetivo de Favmonster es compartir cosas que te encuentras en internet. Lo mejor, es la forma en que se integra en tu navegador, si descubres una página que te interesa, solo con arrastrar el ratón puedes llevarlo a Favmonster, mandárselo a cualquier amigo o guardártelo para ti en tu perfil. Así, de todo el universo de información que tiene internet conseguimos que el usuario tenga lo mejor.
P: ¿Cómo surgió la idea de crear esta plataforma?
R: De un problema que todos hemos tenido al navegar por la red: no encontrar lo que estás buscando, invertir mucho tiempo hasta que das con la página adecuada, no recordar las webs que te han recomendado tus amigos o estar saturado de todo el contenido que cuelgan tus contactos en las redes sociales.
P: Vuestros propios compañeros del master han sido los que os han financiado ¿cómo conseguisteis convencerlos?
R: Primero, les enseñamos el proyecto y les pedimos su opinión y luego nos centramos en todos los que nos habían dicho que lo utilizarían. Fuimos bastante insistentes: organizábamos convocatorias en las aulas para presentar el proyecto, había veces que no venia nadie y otras que se llenaba la clase, incluso abordábamos a nuestros compañeros por los pasillos, ordenador en mano, para enseñárselo.
Al final la gente fue aportando, desde los 20 euros hasta los 5.000, y así conseguimos los primeros 55.000 euros para empezar. Que te concedan un crédito a día de hoy es imposible y la financiación privada era nuestra única opción para hacer realidad la idea.
P: ¿Qué compensación obtendrán los inversores?
R: Como tenemos unos 90 acreedores y no podemos incluirlos a todos como socios, establecimos un contrato de cuotas participativas que les da derecho a obtener una parte de los beneficios futuros de la compañía.
P: ¿Qué tiene de especial Favmoster si lo comparamos con el resto de las redes sociales?
R: Reduce muchísimo el tiempo de navegación. Favmonster funciona a través de los links de las webs, así que puedes enviar cualquier cosa a cualquier persona con solo un solo arrastrar y soltar, en un segundo, no hace falta copiar el link, pegar, abrir un correo etc.
Puedes ir a Facebook y enviar un video, a Linkedin y enviar un perfil, a Twitter y recomendar a alguien... En menos de un minuto puedes pasar por las redes sociales más importantes del mundo porque no queremos abandonarlas sino hacer mejor uso de ellas.
P: ¿Éste es tu primer emprendimiento? ¿te consideras un emprendedor vocacional?
R: La verdad es que no. A pesar de que mi familia tiene una pyme yo siempre había pensado en enfocar mi carrera hacia la gran empresa. Pero cuando me junte con Fran, uno de mis socios, que sí es un gran emprendedor, me contagió ese espíritu.
P: ¿Qué ha sido lo peor de ponerte al frente de tu propio negocio?
R: El riesgo y el miedo que te genera. En mi caso, después de terminar un master muy caro tuve que explicarle esta idea a mi familia y no lo entendieron. Pero cuándo ves que tu idea sale adelante, cuando la gente te dice que es genial, te da las gracias por la herramienta y te piden invitaciones... te dan ganas hasta de llorar.
P: ¿De donde vais a obtener los ingresos?
R: De las empresas o anunciantes que sean de interés para los usuarios. Pero queremos que sea contenido útil, porque si las recomendaciones no son de calidad, pasa a ser simplemente publicidad y ese no es nuestro objetivo. Por eso todavía no estamos facturando, porque estamos estudiando la forma de evitar la mera promoción de empresas.
P: ¿Por qué habéis elegido un espacio de coworking (cotrabajo) para continuar con el negocio?
R: Del chalet teníamos que salir ya. Estar todo el día trabajando y conviviendo con las mismas personas te agota. Luego pasamos a una oficina, pero nos sentíamos muy aislados. Nos hablaron de Utópicus y vimos que allí había un ambiente bastante creativo, muy diferente a lo que nosotros somos, y decidimos probar.
La verdad es que estamos encantados de compartir nuestro espacio de trabajo con otros emprendedores porque, a pesar de ser los bichos raros de aquí, hemos hecho muchos contactos que nos han dado muy buenas ideas.
P: ¿Qué actitudes que hay que tener para conseguir sacar a una startup adelante?
R: No me siento con la autoridad de poder dar consejos, pero a nosotros nos ha valido mucho la perseverancia, hemos creído al 100% en el proyecto. Pasábamos por muchos circuitos de emprendedores que no se fiaban de nuestra idea, que nos decían que no íbamos a conseguir el dinero, que eso ya lo hacían por ahí y que no iba a funcionar. Pero no nos rendimos, si otros muchos lo han conseguido, ¿por qué no nosotros?
P: De todos esos jóvenes que han triunfado ¿quién es vuestro referente?
R: Cualquiera que monte una startup y le vaya bien. No hace falta irnos a Facebook o a Google, pero sí tenemos como referencia a Delicius o a Tuenti, que empezó en España.