Esta semana se cumplía un año de que varias de las principales ciudades de la Comunidad de Madrid asistiesen a un acontecimiento histórico: un cambio en sus alcaldías: tras décadas prácticamente ininterrumpidas de dominio socialista, el PP ganaba las elecciones y dominaba, en mayoría o con pactos, prácticamente todos los ayuntamientos.
Ya en las anteriores elecciones los populares habían puesto una pica en Móstoles, la segunda ciudad de la Comunidad de Madrid, pero en los comicios de 2011 Leganés, Getafe, Alcorcón y Pinto, entre otras, se decantaban por los candidatos populares y desalojaban, en varios casos por primera vez en su historia, a los alcaldes socialistas.
Era un final tan contundente del llamado "cinturón rojo" de Madrid que hasta El País se veía obligado a admitirlo, pero también era la constatación más clara de cómo la Comunidad se convertía en, probablemente, el mayor feudo para los populares, que ahora también arrasaban a nivel municipal.
Promesas que eran razones para el cambio
Unos más y otros menos, los alcaldes socialistas dejaban un rastro similar a su paso: un reguero de decisiones arbitrarias, deudas (en algunos casos multimillonarias), administraciones completamente desorganizadas y, sobre todo, proyectos absolutamente disparatados en cualquier circunstancia pero que en la actual crisis económica resultan ya prácticamente grotescos.
En Leganés encontramos el que quizá sea el mejor ejemplo: la Gran Vía que el alcalde socialista quería construir en la ciudad. El proyecto pasaba por soterrar, y a 25 metros de profundidad, nada más y nada menos que siete kilómetros de vías de tren que cruzan la ciudad.
Sobre ellas zonas verdes, aparcamientos, un hotel con 180 habitaciones y, sobre todo, todo un nuevo barrio con más de 4.500 viviendas, 1.350 de protección oficial y más de 3.000 que debían financiar el conjunto del proyecto, algo que en el actual estado del mercado inmobiliario traspasa las fronteras de la utopía para directamente entrar en las del despropósito.
El disparatado proyecto llego a ser presentado en el pleno municipal, sin una cuantificación de su coste, eso sí, y era la gran estrella del programa del anterior alcalde y candidato del PSOE, Rafael Gómez Montoya.
Afortunadamente para los ciudadanos pepineros, tras la victoria electoral del PP, la idea duerme ahora el sueño de los injustos.
Getafe, ¿ciudad termal?
En Getafe nos encontramos con otro ejemplo excelente de este tipo de ideas, inapropiadas en cualquier caso y disparatadas en el contexto de gravísima crisis. La aportación de el exalcalde Pedro Castro era nada más y nada menos que un balneario, spa y polideportivo, algo ciertamente prescindible.
El coste total del proyecto era de unos 14 millones de euros, si bien el ayuntamiento "sólo" aportaba una "subvención" de 4,5 millones de euros para una instalación que sería explotada por un operador privado durante 40 años.
Además, el ayuntamiento se comprometía a pagar un canon de nada más y nada menos que 200.000 euros al año en concepto de "mantenimiento de instalaciones".
Habitualmente, estos proyectos funcionan más bien al revés: es el concesionario el que paga un canon al ayuntamiento, máxime si previamente se le ha subvencionado con un tercio del coste del proyecto. Para completar el panorama chusco la idea se aprobó sólo tres semanas antes de las elecciones.
Cascallana, campeón del despilfarro
Alcorcón ha sufrido a un verdadero campeón del despilfarro, Enrique Cascallana, que tras perder las elecciones ha encontrado un excelente acomodo en la Asamblea de Madrid.
Cascallana puede presumir de una de las mayores deudas municipales de España, nada más y nada menos que 612 millones. Para que se hagan ustedes una idea, esto supone que cada alcorconero carga sobre sus hombros con algo más de 3.600 euros de deuda municipal, el doble que los ciudadanos de Madrid capital.
Una parte nada despreciable de esa deuda ha venido del CREAA, un macroproyecto que ya ha costado 100 millones de euros, y eso que no está terminado, y que probablemente podría lucir el título de mayor despilfarro de la época de los grandes despilfarros y que hoy en día sólo aporta a la ciudad un elevado coste de mantenimiento.
Pero por si acaso esto no era suficiente el socialista planificaba una ampliación del CREAA con dos elementos a cual más sorprendente: un auditorio para 15.000 personas y un hotel para alojar a los artistas, es de prever que multitud, que acudirían al estrambótico proyecto.
Además, el auditorio y el hotel se ubicarían en el parque de las Presillas, una zona verde de 60 hectáreas, 40 de ellas de arbolado, muy querido por los alcorconeros y que es quizá el principal pulmón verde de la ciudad. Hay que recordar que el propio CREAA ha ocupado el espacio de otro parque previamente arrasado.
A despilfarrar a Marruecos
Pero la gestión de Cascallana todavía nos guarda otro buen ejemplo de despilfarro, en este caso con un ingrediente extra: el dinero de los alcorconeros viajaba a Marruecos.
Se trataba de un centro cívico que se había de construir en nuestro vecino del sur, para el que ya se había aprobado una subvención. Un dinero que, por supuesto, no estaba en las arcas municipales.
Y es que tal y como recordaba el ahora alcalde de Alcorcón, el popular David Pérez: "Prometían multitud de cosas sin importarles haber llegado a engordar la deuda municipal hasta los 612 millones de euros".
Pinto y el motor
El Espacio del Motor ha sido un proyecto que ha marcado la política de Pinto en los últimos años, causando escaramuzas varias, mociones de censura, sorprendentes cambios de posición de concejales...
La idea era un macroespacio de miles de metros cuadrados con un circuito de Fórmula 1, otra serie de equipamientos deportivos para el mundo del motor y miles de pisos. La inversión iba a ser de unos 1.500 millones de euros que, en teoría, no iban a salir de ninguna administración, algo difícil de creer visto lo visto.
Desde hace varios años el proyecto se daba poco menos que por abandonado, aunque el por entonces alcalde y candidato socialista a las elecciones, Juan José Martín, lo llevaba en 2011 en su programa electoral.
Junto a él, otras ideas igualmente sorprendentes como un "edificio integral de seguridad" en el que se uniría a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado en la ciudad y a "voluntarios de distintos cuerpos"; o un "centro acuático" al sur Pinto.
En definitiva, en una u otra dirección los alcaldes socialistas del "cinturón rojo" mostraban en sus programas su disposición a seguir viviendo como si la crisis no hubiese pasado por sus municipios. Cifras de deudas como la de Alcorcón son buena muestra de lo contrario, y afortunadamente los ciudadanos votaron convencidos de ello.