Según el INE, en España viven 8.786 personas mayores de 100 años. Son afortunados. No sólo por la longitud de su vida, sino porque ellos han podido ver una de las mayores transformaciones que ha sufrido el país a lo largo de su historia. Han vivido con Alfonso XIII, una República, una Guerra Civil, una larga dictadura y casi cuatro décadas de democracia. Y lo que les queda...
Además, estos españoles son los únicos que podrían contarnos cómo se vive con una deuda pública superior a la actual. Nuestros políticos no se cansan de hacer declaraciones sobre los ajustes, los recortes y la austeridad que, supuestamente, están aplicando. Pero lo cierto es que hace casi un siglo que no teníamos un nivel de deuda equivalente al actual.
De hecho, el primer trimestre del año se cerró, según el Banco de España, con una deuda pública total del 72,1% del PIB (55% el Estado, 13,5% las CCAA y 3,4% los ayuntamientos). Y 2012 terminará, si se cumplen las previsiones oficiales, rozando el 80%. Nunca, desde antes de la Primera Guerra Mundial, estuvieron las finanzas públicas españolas en una situación igual.
Como puede observarse en el gráfico, con datos del informe del FMI sobre deuda pública en el mundo desde 1880, a comienzos del siglo XX España estaba por encima del 100% del PIB. Tras más de un siglo de guerras coloniales y carlistas, con cambios de régimen y de gobierno, y un proceso de industrialización que incluyó un enorme esfuerzo inversor en obras públicas (especialmente en ferrocarriles), el Estado acumulaba un enorme pasivo que ponía en peligro su estabilidad.
Por eso, los sucesivos gobiernos, fueran del color que fueran comenzaron un proceso de reducción de los números rojos. Ni siquiera era una cuestión de ideología, sino de mera supervivencia. Hace unas décadas, no era tan sencillo para el Estado encontrar financiación cuando se salía un poco del camino del equilibrio presupuestario. Una de las contraprestaciones del crecimiento económico es que los políticos pueden endeudarse con mucha más alegría, confiando en que la capacidad de sus ciudadanos para generar riqueza les permitirá pagar posteriormente esos créditos.
Tres décadas de deuda
Desde 1980, la deuda pública española se ha disparado. En aquel año, se situaba en el 16,5% del PIB, un nivel que se multiplicó por cuatro en apenas 16 años, para situarse en el 67% en 1996. Es cierto que a partir de ese año se vivió una década de descenso, que llevó al Tesoro a cerrar 2007 con una deuda equivalente al 36% del PIB.
Pero esos diez años de contención ahora parecen simplemente un espejismo. Desde que comenzó la crisis, los políticos españoles de todos los partidos y todas las administraciones han incrementado la deuda pública mucho más de lo que cualquiera podría haberse imaginado. El año pasado se cerró con un 68% que ya se ha convertido, al cierre del primer trimestre en un 72% del PIB. Y las previsiones oficiales apuntan a un 80% en diciembre, aunque el rescate a la banca y otros imprevistos han hecho que algunos analistas hayan apostado por un nivel cercano al 90% cuando acabe 2012.
Todo esto supone que se ha incrementado el nivel en más del doble en menos de cinco años. En términos absolutos, supondrá un lastre de cerca de 900.000 millones de euros. Además, el problema no es sólo el nivel total, sino la rapidez con la que se ha generado esta deuda.
¿Austeridad?
Con estas cifras, resultan casi cómicas las apelaciones a la austeridad que, teóricamente, están aplicando nuestros políticos. Cuando contraponen los ajustes al crecimiento, deberían explicar en qué tipo de recortes están pensando. Sean cuales sean los aprobados hasta ahora, son muy inferiores a los espectaculares aumentos del gasto vistos en los años previos.
Como se puede ver en esta tabla, recogida de un brillante artículo de Richard Rahn, los grandes países occidentales han incrementado su gasto público desde que comenzó la crisis. Y a ninguno de ellos les ha servido para revertir la tendencia recesiva. De hecho, aquellos que, como Alemania, han mostrado una mayor contención, son los que mejor preparados están para salir de la crisis y los que menos tensiones están sufriendo en los mercados.
Mientras, España vuelve a comienzos del siglo XX. Los casi 9.000 centenarios pueden contarnos que ellos ya conocieron esta situación (aunque fuera como niños) y que salieron adelante. Eso sí, en aquella época no había prima de riesgo, ni BCE, ni rescates,... la única coincidencia es que seguro que sus políticos también aseguraban que estaban siendo muy austeros.