Grecia se enfrenta este fin de semana a una cita electoral crucial tanto para el futuro del país como para la zona euro. Sobre el tapete, la posible salida del euro en caso de que ganen las elecciones los partidos más extremistas, contrarios al plan de ajuste que exige la troika -Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional- tras el segundo rescate del país.
Las autoridades europeas no descartan ya ningún escenario y, de hecho, trabajan en diversas hipótesis en función del resultado electoral. Así, Bruselas estudia adoptar medidas excepcionales en caso de que Grecia decida abandonar la moneda única o la cita electoral no logre conformar un nuevo Gobierno, teniendo así que acudir a la tercera convocatoria consecutiva de elecciones. Los planes de contingencia de la UE incluyen limitar las retiradas de efectivo de los cajeros (corralito), así como controles para limitar la fuga de capitales o la suspensión del tratado de Schengen (controles fronterizos). La salida del Grecia es uno de los escenarios que "teóricamente" se baraja en la Bruselas, según los funcionarios consultados por la agencia MNI.
Es una de las "hipótesis", pero no la única. El escenario central es tratar de que Grecia permanezca a toda costa en la Unión, independientemente del resultado electoral. Las autoridades confían en que los dos partidos helenos tradicionales, los socialistas del Pasok y los conservadores de Nueva Democracia, ambos a favor de permanecer en el euro aunque renegociando las condiciones del rescate, se alcen con la victoria. En este caso, la UE tiene previsto exigir a Atenas que se comprometa por escrito a cumplir el programa de consolidación fiscal fijado por la troika antes de desembolsar el siguiente tramo de ayuda que contempla el segundo rescate, que tenía que haberse abonado el pasado mayo.
Ahora bien, si la coalición de izquierdas Syriza, contraria a las condiciones del rescate, logra forma gobierno, el citado compromiso por escrito "ya no sería suficiente", de modo que se tendría negociar y cerrar un nuevo acuerdo antes de abonar un solo euro más a Grecia. Además, ese nuevo plan de ajuste, en caso de acuerdo, tendría que ser aprobado posteriormente por el Parlamento heleno antes de poder liberar el siguiente tramo de ayuda, lo cual podría generar graves problemas de liquidez al Gobierno griego para hacer frente al pago de sueldos públicos, pensiones o servicios básicos.
Los funcionarios aclaran que, pese a ello, "la UE no tiene ninguna prisa, ya que el
siguiente vencimiento de deuda griega no se producirá antes de agosto". En este sentido, tales fuentes aclaran que una "abrumadora mayoría" de los miembros de la Eurozona no tiene demasiada simpatía por Grecia en estos momentos. "El ánimo ha cambiado. Por lo tanto, no habrá más dinero a menos que el proceso de consolidación fiscal esté asegurado", añaden.
Sin embargo, si todo va bien y el nuevo Ejecutivo que salga de las urnas se compromete con sinceridad a cumplir el plan de consolidación fiscal y de reformas, Bruselas se mostraría dispuesta a renegociar ciertas condiciones. Entre ellas, se baraja la posibilidad de retrasar el cumplimiento del objetivo de déficit, con lo que se suavizarían los ajustes fiscales.
Y es que, se empieza a dar por hecho que Atenas no podrá reducir su déficit hasta el 3% del PIB en 2014, tal y como estaba previsto inicialmente, debido al fuerte deterioro de las perspectivas económicas que sufre el país. En concreto, se baraja una caída del PIB del 6% para este año frente a la estimación inicial 3,2% que contemplaba el rescate. Por ello, la UE podría retrasar el objetivo de déficit dos años, hasta 2016.
¿Un tercer rescate?
Sin embargo, la decisión final sobre este punto estaría en manos del Eurogrupo y, sin duda, sería una "dura batalla" para los griegos, según estas mismas fuentes. De todas formas, ese sería el último paso de las negociaciones, y siempre sobre la base de que exista un Gobierno estable y sincero en el cumplimiento de los compromisos acordados.
Llegado a este punto, y si todo lo demás se cumple, Bruselas estaría dispuesta a ampliar la financiación a Grecia, entrando así en un tercer plan de rescate. "En Bruselas es ya un secreto a voces que el plan de 130.000 millones de euros no será suficiente". No en vano, si se amplían los plazos para reducir el déficit, suavizándose algo los ajustes, Europa tendría que ampliar la ayuda acordada para sostener a las finanzas helenas.
Esta modificación contaría con el rechazo inicial de los países del norte, con Alemania, Finlandia y Holanda a la cabeza, ya que tendrían muy difícil convencer a sus respectivos parlamentos nacionales acerca de la necesidad de aprobar un tercer rescate heleno. En tal caso, en teoría, se podrían plantear "otras opciones", añaden dichos funcionarios. Una de ellas consistiría en modificar el segundo plan de rescate incorporando, simplemente, una cantidad extra, evitando así la necesidad pasar por los parlamentos nacionales, y a cambio se exigiría adelantar el programa de privatizaciones de empresas y activos públicos al que ya se ha comprometido Atenas -pese a que, hasta ahora, ha logrado escasos avances-.