Europa no era más que un enorme aparato burocrático donde una casta de políticos y funcionarios han ido regulando la vida de los ciudadanos hasta extremos insoportables, y cosiéndonos a impuestos. Pagamos hasta por viajar en avión, con un litro de gasolina que en algunos casos, por ejemplo en Francia, es más del doble de lo que se paga en Estados Unidos.
Alemania tiene 10 millones de personas viviendo por debajo del umbral de pobreza. Desde el inicio de la crisis, la esperanza de vida de estos diez millones ha caído nada menos que 2 años.
En muchos de estos países la gente corriente tiene que compartir vivienda, porque no puede ni tan siquiera alquilar una. El acceso en propiedad está fuera del alcance de muchos millones, y muchos de estos ni siquiera tienen carnet de conducir, porque no pueden pagárselo.
En estos países aparentemente tan desarrollados, se come mal, se vive mal, y tienen una vida miserable tras la edad de jubilación, esto es lo que hay.
Y en España concretamente contamos los parados por millones desde hace más de 30 años. ¿Dónde están los días de vino y de rosas?, serían para la Casta política, entre la que se encuentra la subcasta periodística.
Ahora os empezáis a echar las manos a la cabeza porque la fuerza de la historia puede llevarse por delante a La Casta establecida. Lo estamos viendo en Grecia, podremos verlo en cualquier otro sitio.
6 millones de parados. ¿Cuántas veces os habéis acordado de esto en las tertulias y en las columnas de los periódicos?.
¡Oooooh, sí que se acuerdan, sí! Cuando las castas periodísticas que viven, directa o indirectamente, de las castas políticas quieren atizarse los unos a los otros. Entonces sí que utilizan las cifras macro, para arrojárselas a la cabeza. Pero no somos realmente conscientes de lo que significa tener 6 millones de personas en el paro y otras tantas en el subempleo.
Ahora nos damos cuenta de que hemos vuelto al antiguo régimen (me refiero al medieval, que alguno creerá que me refiero al franquismo).
Este régimen ha sido una ruina para todos menos para la generación que lo disfrutó. Y quienes más deberían callar y bajar la cabeza son quienes siguen dando lecciones, encantados de haberse conocido.