El debate de la semana es si el rescate financiero solicitado este fin de semana por el Gobierno español es una buena o mala noticia. Mariano Rajoy lo vendió este domingo como un fantástico triunfo, que permitirá sanear la banca sin que el Estado tenga que aceptar condiciones que limiten su soberanía.
Es evidente que no se puede comparar las exigencias que se hicieron a Grecia, Portugal o Irlanda cuando pidieron su rescate a lo acordado con Luis de Guindos este sábado. Sin embargo, tampoco tendría sentido que los socios de la Eurozona aflojasen la cartera sin pedir nada a cambio. El propio Joaquín Almunia, comisario europeo, ha reconocido que "nadie da dinero gratis".
De hecho, más allá de las condiciones, que se irán conociendo en toda su extensión en los próximos días, la relevancia de la cuestión puede intuirse observando a los que podríamos denominar como custodios del rescate. Hasta cuatro organismos se encargarán de vigilar a las autoridades españolas (que, al fin y al cabo, son las que reciben el préstamo y las obligadas a devolverlo) y a las entidades financieras. Y Angela Merkel no se quedará atrás, la alemana está cada vez más preocupada y sus electores no le perdonarían que aflojase en esta cuestión. Y el control se extenderá a las cuestiones macroeconómicas (recortes de gasto y reformas estructurales), por mucho que se haya vendido la operación como una mera inyección de capital a la banca.
El cuarteto
Los encargados de vigilar a España serán la ya famosa troika (FMI, BCE y Comisión Europea) a la que se unirá la Autoridad Bancaria Europea (la famosa EBA), dado el carácter eminentemente financiero del rescate.
Para empezar, Bruselas ya ha advertido de que realizará su propio informe sobre la situación de las entidades españolas. Y una vez que sepa cómo están las cifras, llegará el momento de establecer las condiciones. Un portavoz de la Comisión confirmó este lunes que será necesario que su organismo desarrolle una investigación "sobre el terreno" para conocer el verdadero estado de las cuentas del sector financiero.
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) tendrá su papel una vez que la ayuda comience a fluir. Las normas que tendrán que seguir las entidades saldrán de Fráncfort, así como las pautas fundamentales para la supervisión del Banco de España. De esta forma, la reestructuración del sistema financiero y las previsibles fusiones estarán completamente monitorizadas. Y en esta cuestión es donde la EBA también tendrá su importancia.
Por su parte, el FMI, aunque no pone dinero en esta ocasión, sí participará de las labores de control de las condiciones del rescate, especialmente en lo que tiene que ver con los requisitos macroeconómicos que tendrá que cumplir el Gobierno español. Como decíamos, aunque la vigilancia no será tan estrecha como en el caso de Atenas o Lisboa, La Moncloa no podrá relajarse ni un minuto en lo que se refiere al cumplimiento de los objetivos de déficit público.
Presión sobre Merkel
Curiosamente, uno de los políticos que ha salido de este largo fin de semana más tocado de cara a su opinión pública es Angela Merkel. Mientras su país se está convirtiendo en el refugio de los inversores adversos al riesgo (el bund alemán están en mínimos históricos), sus contribuyentes temen que sean ellos, precisamente por haber sido responsables desde el punto de vista presupuestario, los que acaben pagando el pato.
Las primeras encuestas tras el rescate (o la línea de crédito, según quien lo interprete) muestran que los alemanes se sienten fatigados por el papel de su país como paganini de la Eurozona. Si el coste de los rescates se descontrola algo más (por ejemplo, con una quiebra soberana de España o Italia), el que puede empezar a estar en problemas es Berlín, precisamente por esa posición de avalista que parece haber adoptado.
Por eso, la presión sobre la canciller alemana se ha disparado en su país. Los contribuyentes germanos no permitirán ninguna alegría a sus socios del sur de Europa. Y la propia Merkel, a un año de sus elecciones, estará vigilante para que todas la condiciones que siempre ha puesto a cualquier tipo de rescate se cumplan también en España, por mucho que esto sea técnicamente sólo una "línea de crédito" a la banca.