La agencia de calificación crediticia Fitch ha rebajado un escalón el rating de la petrolera española Repsol, que pasa de 'BBB' a 'BBB-', con lo que queda a sólo un peldaño del grado de especulación, conocido como 'bono basura'.
Fitch entiende que Repsol no percibirá del Gobierno argentino ninguna indemnización en efectivo por la expropiación de YPF ni a corto ni a medio plazo, y tampoco recuperará el dinero prestado al grupo Petersen para que comprara el 25% de YPF hace unos años.
La perspectiva asociada al rating de Repsol es negativa, teniendo en cuenta la incertidumbre sobre la ejecución de su plan estratégico en la actual fase, así como la debilidad de la economía española, según un comunicado de la agencia.
Fitch recuerda que el núcleo de las operaciones de la compañía es su negocio de downstream (refino y márketing), en el que existe una fuerte exposición a la situación en España y en el que el 100% de los productos destilados se venden en el mercado doméstico.
"La situación macroeconómica puede provocar una reducción de la demanda de los combustibles de transporte, lo que podría dañar el flujo de caja generado a nivel interno y afectar a la autofinanciación de los planes de la compañía", explica, antes de advertir de que los riesgos en la zona euro no hacen sino crecer.
La agencia espera que Repsol sea capaz de adoptar medidas de carácter financiero que permitan mejorar su estructura crediticia y reducir su nivel de apalancamiento en los próximos doce o dieciocho meses.
Como parte de estas medidas, Fitch indica que la aplicación de un scrip dividend y la reducción del dividendo en efectivo podrían ponerse en práctica a corto plazo, mientras que la venta de autocartera y de activos no estratégicos llevará más tiempo.
En su nuevo plan estratégico, Repsol prevé elevar su producción diaria a unos 500.000 barriles de crudo o equivalente al día e invertir cerca de 19.100 millones de euros entre 2012 y 2016.